United States or Nigeria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Unas veces eran comisiones diplomáticas o personajes políticos que iban a gobernar repúblicas, y entonces parecía navegar con calmosa majestad, entrando solemnemente en los puertos embanderados, entre cañonazos y vítores. Las gentes se hablaban con frío comedimiento, mensurando las palabras, no atreviéndose a alzar la voz. Hasta los grumetes tenían un estiramiento protocolario.

El mostacho, el tuzado cabello y la aguda barba cabría comenzaban a encanecer; pero las cejas conservábanse retintas, como dos plumas de tordo. Su pellejo era pálido, su mirada áspera, su gesto macho y soberbioso. Adivinábasele, desde lejos, la cólera fácil. No era muy docto; pero nunca faltaba en sus discursos uno que otro texto latino sobre la decadencia de las repúblicas.

Las repúblicas griegas, en quienes el instinto de la venganza era todavía más grande que el sentimiento de la justicia, que ignoraban los derechos de las minorías, como nosotros en la primera mitad del siglo pasado, y no llegaron a conocer ni la división, ni la limitación de los poderes, ni los grandes beneficios recíprocos de la benevolencia para los vencidos, condenados siempre al ostracismo y la conspiración, fueron asimismo el paraje en que el pensamiento humano pudo levantarse y desenvolverse con mayores holguras.

Europa ha aplaudido cuando las naciones del occidente sacrificaron en América millones de indios y no por cierto para fundar naciones mucho más morales ni más pacíficas; allí está el Norte con su libertad egoista, su ley de Lynch, sus engaños políticos; ¡allí está el Sur con sus repúblicas intranquilas, sus revoluciones bárbaras, guerras civiles, pronunciamientos, como en su madre España!

Los que permanecían en España acababan por ser capellanes de regimiento. Otros, más atrevidos, apenas cantaban misa se embarcaban para América, donde ciertas repúblicas de aristocrático catolicismo son el Eldorado de los sacerdotes españoles que no temen al mar.

Que lleva diez y ocho siglos de duracion, que su historia se enlaza con la de un pueblo cuyo origen se pierde en la antigüedad mas remota, es tan cierto como que han existido las repúblicas de Grecia y Roma. ¿Qué títulos presenta en apoyo de su doctrina?

Ha llegado el momento de echar una mirada de conjunto sobre esta inmensa región de la América Meridional que se extiende desde el Istmo de Panamá a las tierras vírgenes e inexploradas donde comienza a correr el Amazonas, que se llamó virreinato de Santa Fe, bajo la dominación española, Nueva Granada más tarde, y que hoy ha reivindicado para el glorioso nombre de Colombia, que cobijó la reunión de tres repúblicas del Norte, confederadas bajo la inspiración de Bolívar, separadas al día siguiente de su muerte.

El año 1798, se cambió la constitución de la Suiza: las repúblicas de Ginebra y de Mulhouse, en union con el obispado de Basilea, se incorporaron, mejor dicho, fueron incorporadas a Francia. En tiempo de Napoleon, y despues de una gloriosa revolucion, se redactó el acta de mediación, por la cual la Suiza formó una confederacion compuesta de diez y nueve cantones.

Vagaba por las repúblicas del Pacífico, cambiando de ocupación, unas veces en las salitreras de Chile, otras en las minas de Bolivia y del Perú, cuando estalló la guerra, y volvió á Francia para incorporarse al ejército.

Entre el muelle y el trasatlántico, un anchuroso espacio de bahía con gabarras chatas para el transporte del carbón abandonadas sobre su amarre y cabeceando en la soledad; vapores de diversas banderas, en torno de cuyos flancos agitábase el movimiento de la carga con chirridos de grúas y hormigueo de embarcaciones menores; veleros de carena verde, que parecían muertos, sin un hombre en la cubierta, tendiendo en el espacio los brazos esqueléticos de sus arboladuras; rugidos de sirenas anunciaban una partida próxima y otros rugidos avisaban desde el fondo del horizonte la inmediata llegada; banderas belgas que en lo alto de un mástil iban a las desembocaduras del Congo; proas inglesas que venían del Cabo o torcían el rumbo hacia las Antillas y el golfo de Méjico; buques de todas las nacionalidades que marchaban en línea recta hacia el Sur, en busca de las costas del Brasil y las repúblicas del Plata; cascos de cinco palos descansando en espera de órdenes, de vuelta de la China, el Indostán o Australia; vapores de pabellón tricolor en ruta hacia los puertos africanos de la Francia colonial; goletas españolas dedicadas al cabotaje del archipiélago canario y las escalas de Marruecos.