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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Y sin romper el misterioso silencio de la danza sagrada, mientras se contoneaban, graves y meditabundos, con todas las potencias intelectuales fijas en el movimiento de los pies, reconocieron los dos la necesidad de no perder la pareja para seguir bailando eternamente.
Los que eran de la ciudad reconocieron a la Marquesita, y al alejarse contestaron sus insultos con palabras tan clásicas como impúdicas. ¡Pero qué punta aquella! De no ir de prisa, la hubieran dado una zurra por debajo de las enaguas... La columna sufrió cierto reflujo al subir la cuesta que conducía a la plaza de la Cárcel: el sitio de peor sombra de la ciudad.
Luego reconocieron lentamente la necesidad del abandono, aceptando su suerte con resignación. ¿Pero caer en manos de los adversarios? ¿Quedar á merced del búlgaro ó el turco, enemigos de largos siglos?... Los ojos completaron lo que las bocas no se atrevían á proferir. Ser servio equivale á una maldición cuando se cae prisionero.
Varios gañanes de la dehesa le reconocieron y, desde entonces, las miradas se tornaron cada vez más hostiles. Una tarde, de vuelta a su casa, al pasar junto a unos árboles, por detrás de la iglesia de Santa Cruz, oyó de pronto una fuerte detonación y a la vez breve silbido que pasó por encima de su cabeza. Volvió la mirada. A su izquierda, blanca y redonda nubecilla flotaba en el aire.
Eran las nueve y media y acababa de levantarse el telón para dar principio al segundo acto de Mademoiselle de la Seiglière, cuando la atención que Beatriz y la de Aymaret prestaban a la pieza, fue bruscamente interrumpida por la estruendosa entrada que efectuaban tres o cuatro personas en el palco opuesto al que ocupaban nuestras conocidas, quienes reconocieron en seguida a la baronesa de Grèbe, por su familia de La Treillade, escoltada de su fiel institutriz y seguida del marido y del marqués de Pierrepont.
A medio dia saltaron en tierra el Padre Quiroga, el piloto mayor, y el alferez D. Salvador Martin del Olmo, y reconocieron, que en lo interior de esta ensenada que forman las puntas de este cabo, hay una buena bahia, con mucho fondo hasta cerca de tierra; de suerte que á tiro de fúsil se hallan 7 ú 8 brazas de fondo de arenilla y cascajo en marea baja.
Lo cierto es, que los Filipinos abandonaron muy pronto sus caracteres por adoptar el alfabeto latino cuya superioridad reconocieron facilmente. A fines del siglo XVII, ya se habia olvidado su escritura, comprensible solo por algun hombre instruido.
Los perros helénicos comprendieron que no era un bárbaro quien osaba pisar el suelo sagrado de la Hélade, lo reconocieron y le rindieron acatamiento moviendo el rabo. Al mismo tiempo Talín se acercó á ellos y cambió con Faón un saludo amical rozándole el hocico.
Los salvajes de América creían inmortales a los primeros europeos que llegaron a conquistar el nuevo mundo, y por eso los juzgaban omnipotentes, hasta que al ver sucumbir el primer español reconocieron el engaño y cesaron de venerarlos...
Así que la niña empezó a tener asomos de conciencia de la vida exterior, dio claras muestras de que si ella le interesaba a Perucho, no le importaba menos Perucho a ella. Ambos personajes reconocieron en seguida su mutua importancia, y a este reconocimiento siguieron evidentes señales de concordia y regocijo.
Palabra del Dia
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