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Donde hay otras muchas y mejores esperando que vayan á recogerlas los mozos bien plantados como , que no deberían de seguir enmoheciéndose aquí, esperando que el amo les pague el salario, sino ir á ganarlo y cobrarlo por mismos, allá en tierra de Francia. ¡Voto á tal, que es aquella vida digna de hombres, noble y honrada cual ninguna! ¡Ea, bebed conmigo á la salud de mis camaradas, á la gloria del Príncipe Negro, hijo del buen rey Eduardo y sobre todo á la del noble señor Claudio Latour, jefe de la invicta Guardia Blanca!

Pues ¿cómo están allí? preguntó Nieves gozándose en el bochorno de Leto. Porque se le estaban cayendo a usted del pecho cuando la tendimos desmayada sobre el banco... y le dije yo a Cornias, después de recogerlas con mucho cuidado, que las guardara..., por si preguntaba usted por ellas. Muchas gracias, Leto, aunque ya no me sirven. Puede usted tirarlas, si le parece.

Las velas altas, que eran muy grandes, podían hacer que el junco se inclinara a estribor hasta hacerle embarcar agua si el viento arreciaba. Hubo, pues, que recogerlas. El Capitán y Hans se apresuraron a plegar la de trinquete, y Cornelio y el chino la del palo mayor. Esta maniobra se efectuó al punto, a pesar de las sacudidas que daba el junco y de la violencia del viento.

Comenzó el partido en medio de una gran expectación; los primeros juegos fueron llevados a la carrera por el Cacho, que tiraba las pelotas como balas unas líneas solamente por encima de la raya, de tal modo que era imposible recogerlas. A cada jugada maestra del navarro, los señoritos y los carlistas aplaudían entusiasmados; Zalacaín sonreía, y Bautista le miraba con cierto mal disimulado pánico.

Me parece como si hubiera vivido hasta ahora con una venda sobre los ojos sin saber que tenía cerca un pedazo de cielo, una palomita de oro, un talego de perlas que á patadas hubiera esparcido por el suelo. Y ahora que me ha caído la venda me bajo á recogerlas y las beso, ¿sabes?... Escucha: todo el mundo dice que soy orgulloso y quizá tengan razón; pero contigo no quiero serlo más.

En aquella bahía, que era muy abundante en algas y en peces, había tal profusión de olutarias, que los pescadores apenas tenían más que hacer que bajarse para recogerlas, pues casi todas las especies viven a pocos pies de profundidad. Aquella primera jornada fué tan feliz, que de seguro había producido más de 500 pesos, suma considerable habido en cuenta el poco trabajo invertido en ganarlos.

Y, ocurriéndosele, ¿qué habría pensado de esos rastros que las babosas dejan sobre las flores si no se madruga a recogerlas?... ¡Oh, qué diabólica idea se enredó con esta otra, de repente, y penetró en mi discurso, como ladrón artero en casa mal cerrada! ¡Cómo se revolvía entre las demás, y rebuscaba los escondrijos para saquearme el repuesto y hacerse dueña y señora de mi juicio!... Y ¡qué recio voceaba, allá dentro, muy adentro!... Y ¡qué afanes los míos para acallar sus voces, como si temiera que las ondas del aire las llevaran hasta él! ¡Desdichada de si las oía, o el diablo le inspiraba igual idea!

Discutiose si debían volver por la noche a la calle de Mira el Río o irse a Variedades a ver una pieza; mas como Fortunata mostrase gran repugnancia a las funciones teatrales, prevaleció lo primero, y Maxi, muy complacido de aquella aplicación a las obras de piedad, prometió que las acompañaría y que iría a recogerlas a las once. «Y como no haya esta noche quien se quede a velar, me quedaré yo» dijo la viuda, a quien no se le cocía el pan hasta no dar a Guillermina prueba palmaria de humildad y abnegación.

«Los acepto como recuerdo dijo éste apartándolos; y si les parece bien, también me llevaré este otro.... Una cosa tengo que advertirles: si temen que con las mudanzas se estropeen estas pinturas, llévenmelas á casa, que allí las guardaré y pueden recogerlas el día que quieran.... Vaya? ¿va pasando esa condenada tos? La semana que entra ya no toserá usted nada, pero nada.

Juanito Velarde debía de tener una porción de cartas suyas y era preciso recogerlas sin pérdida de tiempo antes de que fuesen a parar a otras manos y resultase algún compromiso como el de marras.