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Actualizado: 25 de julio de 2025


Barbarita, que tanto apreciaba a su buen amigo, estaba, como suele decirse, al quite de estas bromas que tanto le molestaban. «Hijo, no te pongas tan pesado... deja marchar a Plácido. , como te estás durmiendo hasta las once de la mañana, no te acuerdas del que madruga». Jacinta, entre tanto, había salido un rato de la alcoba.

Os incomodará un poco quizá mientras sea pequeña; pero yo vendré con gusto y la cuidaré en vuestro lugar. Siempre dispongo de un rato todos los días; porque, cuando se madruga, el reloj parece detenerse a eso de las diez antes de que llegue el momento de ir a buscar las provisiones. De modo que, os lo repito, vendré a cuidar a la niña en vuestro lugar, con mucho gusto.

13 El que menosprecia la palabra, perecerá por ello; mas el que teme el mandamiento, será recompensado. 18 Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el castigo; mas el que guarda la corrección, será honrado. 21 Mal perseguirá a los pecadores; mas a los justos les será bien retribuido. 24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, madruga a castigarlo.

Ya es tarde. Mamá madruga mucho a misa y querrá llevarme consigo. Vete. Un poco más, salada. Aún no es media noche. , en la Giralda ha sonado ya la una. Adiós. No; han sido las doce y cuarto... El golpe lento y grave de la campana de la Giralda dio entonces la una y cuarto. ¿Lo oyes? La una y cuarto. Adiós, adiós. ¿Y te marchas así, sin darme la mano?

Como yo de que estoy viéndole a usté ahora mesmu; y el oju suyu no falla pa esas visualis, ni el golfatu tampoco, porque lu tien de sagüesu finu. Corriente... y ¿qué pensáis hacer? Pos salir los dos de madrugá a dale los güenos días. ¿Solos? Y ¿pa qué más?

-Haya lo que hubiere -replicó Sancho-, que al buen pagador no le duelen prendas, y más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga, y tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero decir que si Dios me ayuda, y yo hago lo que debo con buena intención, sin duda que gobernaré mejor que un gerifalte. ¡No, sino pónganme el dedo en la boca y verán si aprieto o no!

Y, ocurriéndosele, ¿qué habría pensado de esos rastros que las babosas dejan sobre las flores si no se madruga a recogerlas?... ¡Oh, qué diabólica idea se enredó con esta otra, de repente, y penetró en mi discurso, como ladrón artero en casa mal cerrada! ¡Cómo se revolvía entre las demás, y rebuscaba los escondrijos para saquearme el repuesto y hacerse dueña y señora de mi juicio!... Y ¡qué recio voceaba, allá dentro, muy adentro!... Y ¡qué afanes los míos para acallar sus voces, como si temiera que las ondas del aire las llevaran hasta él! ¡Desdichada de si las oía, o el diablo le inspiraba igual idea!

Imaginémonos ahora que está lloviendo, desde hace ocho días, pero del Noroeste, con temporal recio afuera. Tío Tremontorio, ¿ha visto por la banda del Norte cómo se va poniendo? Hay tremolina armá pa unos días.... Esta madrugá abrió un poco el ojo el Nordeste y pensé que íbamos á salir mañana á la mar; pero se ha corrío otra vez al vendaval y con un carís peor que el tuyo.

No .... Es que a veces parece que me quedo así, sin sentido.... Es como si me arrancasen el estómago balbució. «Ciertos son los toros» pensó Pilar ; «¡bien madruga la bendición de Diosañadió para , descaradamente.

Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día; y advierte, ¡oh Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza, su contraria, jamás llegó al término que pide un buen deseo.

Palabra del Dia

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