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Actualizado: 28 de junio de 2025


En el mercado, en el camino, en todas partes me sale al encuentro... Y tomó el ramito de violetas que le ofrecía el joven, aspirándolo con delicia. Gracias, Rafael: son las primeras que veo este año. Ya está aquí mi fiel amiga, la primavera; usted me la trae, pero hace ya días que adivinaba su llegada. Estoy contenta, ¿no lo nota usted?

Es usted un verdadero amigo. . ¿Pero un amigo cómo? Verdadero, como usted lo ha dicho. Un amigo... que me ama... Sin duda. ¿Mucho? Seguramente. ¿Apasionadamente? No. A este monosílabo que articulé muy secamente y apoyé con una firme mirada, la señorita Helouin arrojó vivamente su ramito de azahares y abandonó mi brazo.

Descubrió la niña, en medio de su incesante ir y venir, algunas tempranas violetas ocultas entre la yerba, y haciendo un ramito las colocó en el vestido del artista; después sentóse, y abrazando con mimo a su padre: ¿Te encuentras bien, papá? le preguntaba : yo me encuentro muy bien... ¿Verdad que es bonito el campo?

Una noche de la última semana, tomábamos el fresco en la azotea; la señorita Helouin á quien en aquel día había precisamente tenido ocasión de prestar algunas atenciones particulares, tomó ligeramente mi brazo y al mismo tiempo que mordía con sus pequeños y blancos dientes un ramito de azahares: Es usted muy bueno, señor Máximo me dijo con voz un poco conmovida... Trato de serlo al menos.

Hacía lo posible por encontrar aquello natural, pero en sus ojos se pintaba tal sorpresa que la condesa reía a carcajadas. Y si nos encontramos en cualquier reunión o baile me hace su mijita de corte y baila conmigo un rigodón... Esto no impide que nos aborrezcamos cordialmente, ¿sabes? Pero la corrección ante todo, hija... ¿Lo ves? añadió volviendo la cabeza . El consabido ramito.

Para la reina de la fiesta, a la que le pido quiera acompañarme a iniciar el baile. La muchacha tornó el ramito y aceptando el brazo que Melchor le ofrecía salió con él que, en seguida, hizo seña a los músicos para que continuaran, mientras se paseaba con su compañera cuya mano derecha apretaba fuertemente con la izquierda.

En la mano derecha lleva también un saco y en la izquierda una cesta que tiene en vez de asa un trozo de soga retorcida: allí trae una jícara sin asa, un borlón de darse polvos de arroz, un ojo de vidrio caído de un animalucho disecado, una rueda de butaca y la tapa de una caja de dulces adornada con un ramito de azahar artificial. Aquella mujer es la Mona.

Rafael se sentó al borde del camino, acariciado por la frescura del césped. ¡Qué bien olía aquello! La violeta, asustadiza y fragante, debía andar por allí cerca, oculta bajo las hojas. Sus manos buscaron a lo largo del ribazo las florecillas moradas, cuyo perfume hace soñar con estremecimientos de amor. Formaría un ramito para ofrecérselo a Leonora cuando pasase.

Un lazo de color de rosa pendía sobre su pecho a guisa de corbata, un ramito de hierbas asomaba a una de sus orejas, y el sombrero de cinta bordada a flores echado sobre el cogote dejaba en libertad una onda de rizos cayendo sobre el rostro moreno, enjuto, malicioso, animado por la luz de unos ojos africanos, de intensa negrura.

Hace días que quiero comprarla un ramo grande, muy grande, para cubrir su cama, para que se imagine que todo un jardín corre hacia ella, esparciéndose a sus pies... Pero no tengo dinero... nada, absolutamente nada. No puedo comprar ni un ramito de los que venden en la calle. Apenas como; ando por ahí como un perro sin amo.

Palabra del Dia

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