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Actualizado: 18 de junio de 2025


Ambos tenían novia y cada cual quería a la suya, no con un sentimiento vulgar y pasajero, sino con pasión digna de ellos. Aquella era la ocasión de probarles. Había pagado su deuda haciéndoles buenos y felices: ninguno tenía derecho a proferir la menor queja: ella lo tenía a saber cuál era su verdadero hijo, forjándose la ilusión de creer que lo sería el que mostrase quererla más.

No tuvo, sin embargo, Rafaela, a quien pronto dejaron sola con el Vizconde los que antes la rodeaban, ni una sola palabra de queja por el olvido y por la indiferencia que al parecer él había tenido para con ella. Rafaela pasó con rapidez deslizándose sobre toda la serie de años que ella y el Vizconde habían estado sin verse.

Lazcano muy malvado de celada, Con ánimo endiablado se le queja, Diciendo no conviene que tuviese Por un tirano el mando, y desistiese. Y que él con los leales trataría, Que en nombre del Gran Carlos se eligiese, Y aquesto facilmente lo haría, Sin que persona alguna lo impidiese.

No por eso había menos corros de baile y canto, menos puestos de rosquillas y jinetes, menos meriendas y comilonas. Aquí se escuchaba el rasgueo de guitarras y bandurrias, más adelante retumbaba el bombo, y la gaita exhalaba su aguda y penetrante queja. Un ciego daba vueltas a una zanfona que sonaba como el obstinado zumbido del moscardón, y al mismo tiempo vendía romances de guapezas y crímenes.

Sumida en profundo y silencioso abatimiento, la mirada inquieta reflejaba el fondo intranquilo de su espíritu; pero no brotaba una queja de sus labios, ni hubiera sido posible averiguar, aun espiándola de cerca, la causa verdadera de su pesar. ¿Era quizá el disgusto de ver alejado de la casa al hombre que estaba enamorado de su hija?

¡Ah! ¡qué buena es usted en haberme comprendido! ¿Me permite tener esperanza, verdad? Le contestaré a usted a eso en París, cuando nos volvamos a ver. ¡Qué largo va a parecerme el tiempo!... ¿Se queja? Entonces si le diera mi despedida hoy ¿qué diría usted? Tiene razón, es usted muy delicada; no tengo el derecho de acriminarla.

Esta queja sería una confesión de que nos han tocado y maltratado, sería poner á la nación española al nivel de sus detractores, sería confesar que los tiros de éstos han subido muy alto y han tenido fuerza para atravesar el escudo del soberano desprecio con que España debe desdeñarlos.

No tal, ni por pienso dijo el rey , porque vuestros cuentos no los entiendo yo. Hablemos de otra cosa. ¿Qué me decís de vuestro duque de Osuna? Que no es mío. ¡Ah! pues por vuestro os le dan. Agradezco la intención, porque indudablemente quieren hacerme un buen regalo. ¿Está contento con su virreinato de Nápoles? Nada debe de dolerle, porque no se queja. ¿Y vos, estáis contento aquí?

Me propuse que nosotros no riñéramos, y dirás si tienes queja de ... Ninguna. Y me propuse también no hablarte nunca de ella. Hoy lo hago, no por Leocadia, soy franco; sino por . ¿Sabes dónde pasa muchas tardes? Su madre se la lleva a novenas y fiestas de iglesia. Y a otras partes. ¡Mira bien lo que dices! No te atufes.

Y sin embargo, ¿no queréis ser mía por completo? dijo con acento de queja Juan Montiño. No... no... mi amor no es eso... y por eso tiemblo, por eso temo llevaros al teatro.

Palabra del Dia

irrascible

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