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Actualizado: 7 de octubre de 2025
El Rey me dijo que con ese fin me había llamado, y que al instante me preparase a partir con el acompañamiento debido, y órdenes terminantes suyas para que Nanar me respondiese con su vida de la del santo varón, o le pusiese en libertad. Aquel mismo día, que era uno de los más calurosos del estío, salí de Susa en un magnífico carro tirado por cuatro caballos árabes.
Aún no se dió por bien satisfecha la crueldad de los bárbaros, por lo cual, poco después, temerosos de que viniesen á castigar su infame traición los cristianos de la Concepción, enviaron allá espías que observasen los movimientos de los fieles; y encontrando fuera de poblado alguna gente, mataron á un indio y apresaron y llevaron dos mujeres, lo que causó tal espanto en el pueblo de la Concepción, que todos se iban huyendo por los bosques como si estuviesen ya á las puertas los enemigos, por lo cual le fué necesario al P. Juan de Benavente suplicar al gobierno de Santa Cruz de la Sierra que pusiese freno al atrevimiento y ferocidad de los Puyzocas.
Al contestarle le aconsejó el de la corte que, tanto por el bien de su pleito como para satisfacer sus deseos de conocer á Madrid, se pusiese en camino cuanto antes; añadiéndole que él tenía gran interés en verle para arreglar cierto proyecto que había concebido.
Inca Yupanqui era mancebo muy virtuoso y afable en su conversacion; era hombre que hablaba poco para ser tan mancebo, é no se reia en demasía de manera, sino con mucho tiento; y muy amigo de hacer bien á los pobres; y que era mancebo casto, que nunca le oyeron que hobiese conocido mujer; y que nunca le conocieron los de su tiempo decir mentira é que pusiese cosa que dejase de cumplir.
Velázquez estaba retratando a los Reyes cuando entretenida en sus juegos vino a colocarse cerca de él la Infanta Margarita con sus meninas y enanos; el grupo que formaban seduciría a los regios padres de la niña tanto como al artista y se acordaría que éste pusiese manos a la obra.
Imposible de toda imposibilidad era ya que Mutileder llegase a donde estaba el marino fenicio, quien se sustraía así a su venganza. Tiempo había de pasar, pampanitos había de haber, antes de que dicho marino se pusiese a tiro de su honda o al alcance de su garrote.
El gran concurso y numero de gente Estorbó que adelante prosiguiese La comenzada relacion prudente. Por esto le pedí que me pusiese Adonde sin ningun impedimento El gran progreso de las fiestas viese. Porque luego me vino al pensamiento De ponerlas en verso numeroso, Favorecido del Febeo aliento.
Fue la condición que habían de correr una carrera de cien pasos con pesos iguales; y, habiéndole preguntado al desafiador cómo se había de igualar el peso, dijo que el desafiado, que pesa cinco arrobas, se pusiese seis de hierro a cuestas, y así se igualarían las once arrobas del flaco con las once del gordo.»
Así aparece claramente de un memorial, que, en el año de 1647, dirigió al Rey el actor Cristóbal Santiago Ortiz, suplicándole que pusiese orden y concierto en los teatros.
Uno de ellos, médico, después de cierta escena violenta, le dijo que no discutiría más con él mientras no se pusiese en cura. Esto le hizo volver en sí: comprendió que estaba efectivamente enfermo, huyó con particular cuidado toda ocasión de disputa, y comenzó a jaroparse con los remedios que usualmente se dan contra la bilis.
Palabra del Dia
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