Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de mayo de 2025


Enfrente de este portal clásico había una puertecilla, y por los dos yelmos de Mambrino, labrados en finísimo metal del Alcaraz y suspendidos á un lado y otro, se venía en conocimiento de que aquello era una barbería.

¡Con tal que halle la escalera! pensé, porque la tapia era alta y estaba erizada de púas. , allí estaba y subí por ella en un abrir y cerrar de ojos. Me incliné sobre el muro y vi los caballos. Cerca de ellos un tiro. Era Sarto, que habiendo oído los disparos en el jardín se desesperaba por abrir la puertecilla y al fin la emprendía a tiros con la cerradura.

Las pilas son de piedra arenisca; el pozal es de madera; sobre la puertecilla destaca un cuadro de azulejos. San Antonio, vestido de azul, mira extático, cruzados los brazos, a un niño que desciende entre una nube amarillenta y le ofrece un ramo de blancas azucenas. Detrás del aljibe hay una balsa pequeña y profunda. La cubre una parra.

El segundo canto del poema comenzó en seguida de retirarse a su cuarto de la fonda. Entrar y despedir a la doncella, todo fue uno. Sonaron las dos de la madrugada. Tosió; ahora era ella la que tosía. La puertecilla de comunicación se abrió al momento. Y así sucesivamente muchos días. Cristeta estaba muy contenta.

Un aprendiz lanzóse a la carrera por una puertecilla obscura que se abría en la anaquelería: una de esas gargantas de lobo que dan entrada a pasillos y escaleras estrechas, infectas como intestinos, que sólo se encuentran en las casas donde las necesidades del comercio y la aglomeración de mercancías disputan a las personas el terreno palmo a palmo.

Entre la puerta de entrada, la de comunicación con el Dormitorio, la reja que da paso á la luz del salón-mirador y otra puertecilla de que hablaré luego, no quedaba más que un puesto resguardado del aire, ó sea un único rincón que ocupar cerca de la chimenea.

...Entro resueltamente en la Posada del Norte. El zaguán es largo, estrecho y bajo; los carros, en su entrar y salir continuo, han abierto en el empedrado, de agudas guijas, hondos relejes. Al fondo se abre una puertecilla diminuta; dos, tres, cuatro más a la derecha, cerradas por menguadas cortinas; y a la izquierda, una ancha franquea la entrada a un patio.

A las once y media de aquella noche montamos Sarto y yo nuestros caballos. A Tarlein le volvimos a dejar de guardia, sin revelarle nuestros propósitos. La noche era obscurísima. Yo no llevaba espada, pero el revólver, un largo puñal y una linterna sorda. Llegamos a la puertecilla, desmontamos, y Sarto me tendió la mano. Esperaré aquí dijo. Si oigo un disparo, me...

Tié güena boca, güenas piernas... Te saliste con la tuya. Que lo aparten. Y el picador se apeaba, dispuesto a aceptar todo lo que le presentase el contratista luego de su aparte misterioso. Gallardo se separó del grupo de aficionados que presenciaban sonrientes esta operación. Un portero de la plaza iba con él hacia donde estaban los toros. Atravesó una puertecilla, saliendo a los corrales.

Llegábamos a Saint-Point al caer de la tarde. Yo me encerré en un aposento que une al gabinete con el dormitorio, y extendiendo un colchón sobre el suelo, empecé allí la vela, teniendo abierta la puertecilla de comunicación: era la postrera noche que aquellos sagrados restos debían pasar bajo su antiguo techo. ¡No por qué me figuraba yo que prolongaba su presencia a mi lado al prolongar yo al suyo mi vigilancia! ¡Sólo Dios sabe las lágrimas, las invocaciones, las bendiciones y revelaciones de aquella noche!

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando