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Actualizado: 27 de julio de 2025
El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando la causa del mal, en las enfermedades de los padres. Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el instinto; pero la inteligencia, el alma, aún el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.
Además, era un coronel aunque nadie sabía de qué ejército , un «técnico», incapaz de expresarse caprichosamente. Y muchos se trasladaban sin perder tiempo á las salas de juego para repetir sus comentarios, como personas bien informadas. El príncipe se alejó, temiendo cortar con su presencia este triunfo profesional, que se repetía todas las tardes.
Para que no se extinguiese del todo la memoria de su pasado, peinábase el recio pelo en brillantes tufos sobre las orejas y conservaba luengo en el occipucio el sagrado mechón, la coleta de los tiempos juveniles, signo profesional que le distinguía de los otros mortales. Cuando Gallardo se enfadaba con él, su cólera ruidosa de impulsivo amenazaba siempre a este adorno capilar.
El doctor vio a Maltrana con aspecto más miserable aún: parecía un pordiosero, sucio, roto, entregado a su abandono, sin el auxilio de una mano femenina que le adecentase. Nogueras tenía prisa. Había estado dos días fuera de Madrid por un asunto profesional, y le esperaban en la Facultad. Una mala noticia, Isidro. Aquella muchacha ya no vive.
Es sensible tener que decir que algunas de éstas eran señoras; pero en descargo del sexo, debo advertir que su inmoralidad era profesional y que sólo ante un vicio tal y tan patente se atrevía Poker-Flat a erigirse en inflexible tribunal. A don Jorge le sobraba razón al suponer que estaba él incluido en la sentencia.
Había vivido sin saber por qué ni para qué, amontonando peligros y aventuras sólo por el gusto de salir victorioso. Tampoco sabía con certeza qué es lo que había deseado hasta entonces. Si era dinero, había afluido á sus manos en los últimos meses con una abundancia exorbitante... Ya lo tenía, y no por ello era feliz. En cuanto á gloria profesional, no podía desearla mayor.
Me deja usted estupefacto, señora... Después de todo añadió volviendo a tomar su aspecto profesional, tengo tan poco tiempo para ocuparme en semejante cuestión, que me dispensará usted si me declaro incompetente. Sí, lo comprendo respondió la abuela. Pero dígame usted, entre nosotros, ¿qué piensa usted de estas jóvenes de hoy? Que son muy viejas para su edad.
¿Y mal? preguntó con inquietud Liette, a quien el notario respondió con una señal imperceptible. La empleada, impaciente por saber, dijo: Oye, Carlos, debías hacer una visita al señor cura para presentarle tus respetos y tu cruz... Comprendido... A las órdenes de usted, mi comandante. Y dando un beso a su madre adoptiva, le dijo al oído: Apuesto a que para ti no habrá secreto profesional.
Se marchaban: debían pasar la frontera en la misma tarde para presentarse en su cuartel. Habían recibido orden del cónsul. No parecía entusiasmarles su nueva condición; pero don Marcos, por deber profesional, quiso fortalecerlos con un pequeño discurso.
El príncipe les dió unos cuantos billetes y siguió adelante, mientras ellas corrían á jugar este dinero, después de agradecer el regalo con una sonrisa de calavera, último resto de la gracia profesional. Pronto dejó de fijarse en todos los parásitos que vivían pegados á los engranajes de la formidable máquina, nutriéndose con las migajas de su trituración.
Palabra del Dia
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