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Actualizado: 3 de junio de 2025


En otras circunstancias no le hubiese importado la pobreza; sabía que la falta de hacienda empujaba a las aventuras heroicas. Pero, ahora, su instinto presentía un amoroso desastre, a causa de aquellos bienes perdidos.

Presentía el infortunado que las chambras jamás deben confundirse con las enaguas. D.ª Carolina acudió generosamente al socorro de aquella desgracia. Los hombres no entienden nada de nuestra ropa, muchacha, y además, mirando por los cristales del escaparate no es fácil distinguir lo que se compra. Timoteo le dirigió una mirada de carnero moribundo agradeciendo el cable de salvación.

Maltrana admiró su firmeza: era digna hija del Mosco. Aquella mujercita débil, que muchas veces lloraba sin motivo, permaneció inmóvil, con los ojos secos, al conocer la desgracia. Hacía tiempo que presentía este final. Muchas noches había visto en sueños a su padre cubierto de sangre, pereciendo bajo las escopetas de los guardas, que le daban el tiro de gracia.

Todo esto y mucho más podrá admirar en Sotileza quien la mire solamente bajo la razón de arte. Pero ¿qué he de decir yo, que no solamente soy montañés, sino santanderino y callealtero? ¿Qué he de decir de un libro que es la epopeya de mi calle natal, libro que he visto nacer y que casi presentía y soñaba yo antes de que naciese?

Isidro, adivinando la hostilidad del zapatero, le acogía con duro gesto cuando se presentaba en la casa buscando al señor Vicente. Se burlaba de su religiosidad feroz; presentía el despotismo que ejercía sobre el catequista, el abuso que hacía de su cualidad de alma redimida por el sencillo hermano.

No se dignaba dar consejos á su amigo sobre el juego: su pensamiento estaba puesto en cosas de mayor alcance; pero Lewis se creía más seguro cuando, al levantar sus ojos, lo encontraba leyendo en un rincón. Estando él allí, siempre ganaba, ó á lo menos no perdía. Su presencia era suficiente para conjurar el poder nefasto de los infinitos enemigos que el inglés presentía en torno de la mesa.

Calvat vio por su parte con muy malos ojos el matrimonio de Fabrice con esta gran dama, cuyos desdenes presentía, y que iba a ser un fiscal implacable de sus habituales inconveniencias, y además le molestaba que ahora cada vez que iba a ver a su sobrina tenía que ponerse paquete. ¡Trascendental motivo de rencor!

Percibía las palpitaciones del corazón de su novio; su fuerza, su frecuencia, el fluir tumultuoso de la sangre en las arterias, entonaban, para ella, un himno sagrado y triunfante. Presentía cuánto ideal y generosa energía llevaría, por el don de misma, a la vida de su amado. Era cierto: Juan aprisionaba su sueño entre sus brazos; tenía estrechada contra su pecho a la mujer únicamente amada.

Necesitaba volver a verla, declararle su amor y pedirle el cumplimiento de lo prometido en aquellas dulces palabras que ella pronunció, dejándolas grabadas en el centro de su corazón: Me has salvado la vida. Tómala si lo deseas. Eres su dueño. Harto presentía Morsamor lo aventurado y peligroso de su nueva empresa.

Recta había sido la intención, y amargo el fruto. ¡Sangre del corazón daría él por ver a Nucha en un convento! ¿Qué arbitrio adoptar ya? Julián presentía los inmensos inconvenientes de su intervención directa. Seguro de la teoría, firme en el terreno del derecho, capaz de resistir pasivamente hasta morir, faltábale la vigorosa palanca de los actos humanos, la iniciativa.

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