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Actualizado: 3 de mayo de 2025


Algunos hombres estaban en derredor mío, observándome con interés. Lo primero que , fue: «¡Pobrecito...!, ya vuelve en ». Poco a poco fui volviendo a la vida, y con ella al recuerdo de lo pasado. Me acordé de Marcial, y creo que las primeras palabras articuladas por mis labios fueron para preguntar por él. Nadie supo contestarme.

Hay muchas cosas en este mundo que una niña no debe preguntar. ¿Qué yo acerca del corazón del ministro? Y en cuanto á la letra escarlata, la llevo por lo bonito que lucen sus hilos de oro.

Era en él costumbre invariable preguntar por la familia al hacer su saludo, y hablaba separando las palabras y poniendo entre los párrafos asmáticas pausas, de modo que el que le escuchaba no podía menos de sentirse contaminado de entorpecimientos en la emisión del aliento.

Eso es, señor Cura, lo que yo le iba á preguntar á usted. Pues salió yendo á la iglesia, arrodillándose delante del altar de Santa Ana y diciendo á la Santa con mucha devoción: Vengo á decirle á usted, santa abuelita, que mis hijos me ponen en un potro, pues el uno que llueva solicita, y... que no llueva solicita el otro.

Preguntar aquello le parecía una irreverencia, un sacrilegio que hubiera puesto a Fermo fuera de , y no había para qué. Adiós, madre dijo don Fermín cuando doña Paula calló por no atreverse con la pregunta sacrílega. Ya estaba en la escalera el Magistral cuando oyó a su madre que decía: ¿De modo que hoy tampoco vas a coro? Señora, si ya habrá concluido....

No hay que preguntar. ¿Tarda? Es que le está contando sus rarezas de usted, tirano de la casa, y lo que con usted sufre la señora, que es una malva la infeliz. El zapatero sabe lo que se come en cada cuarto, y a qué hora.

La niña escuchaba siempre con los ojos cerrados. Ramoncito, cada vez más inflamado, al terminar esta brillante enumeración se inclinó hacia su adorada y le preguntó en voz baja y conmovida: ¿Me quieres, preciosa, me quieres? La niña no contestó. ¿Me quieres? ¿me quieres? volvió a preguntar. Esperancita, sin abrir los ojos, respondió al fin secamente: No. #Una que se va.#

Al referírsenos algun hecho, cuando el narrador no es testigo ocular, á veces la buena educacion no permite preguntar quién lo ha contado; pero la buena lógica prescribe atender siempre á esta circunstancia, y no prestar lijeramente asenso sin haberlo tenido presente.

Pues sácalo de la cama, no hay ningún cuidado: a ver si se entretiene con cualquier cosa. Lucía lo envolvió en un chal y lo sacó al gabinete. Era rubio y hermoso como un angelito, con grandes ojos azules; no se manifestó sorprendido al ver a Miguel; suspendió el llanto y le miró, , con insistencia, pero sin preguntar nada a su madre.

¿Me atreveré á preguntar de qué medios va V. á valerse para vencer esa dificultad? Atrévete; pero yo me atreveré también á decirte que esos medios no tienes para qué saberlos. Confía en . -Aunque V., tío, está tan misterioso conmigo, que todo se lo calla, voy á portarme con generosidad: voy á revelar á V. mis secretos. que Don Carlos de Atienza le escribe á V. También á me ha escrito.

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