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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Pero ¿qué mucho si el mismo amor mal pagado suele ser causa de ventura y de gozo íntimo para el amante que prefiere amar, aun sin correspondencia, a que se desprenda y aparte el amor de su alma, dejándola solitaria, seca y vacía? Queda, pues, demostrado así que todo es egoísmo, si bien es fuerza convenir en que hay egoísmos sublimes y merecedores de perpetua alabanza.
¿Qué otra cosa puede esperarse de gaznápiros como Dechard y De Gautet? ¡Ojalá hubiera estado yo allí! ¿Y el Duque se mezcla en el asunto? No es eso precisamente. Quien quiere mezclarse soy yo. ¿Y ella prefiere al Duque? ¡Sí, la tonta! Pues bien, ya conoce usted mi plan, y piénselo dijo; e inclinándose, espoleó su caballo y partió en seguimiento del fúnebre cortejo.
Entonces, de vuelta a la ciudad y en busca de la Puerta del Adaja, el canónigo compuso la siguiente oración: Ya ves, hijo mío, el amor que nos tiene esta raza de Ismael. He ahí una anciana miserable que prefiere seguir gimiendo, cual una loba hambrienta por los caminos, antes que aceptar nuestra limosna. Aparentan haberse convertido, y son tan moros como en Africa.
Si no me prohibiera usted filosofar, aquí le explicaría por qué estoy segura de que debo al plan de vida que me impuso la felicidad inefable de esta salud serena, de este placer refinado de vivir con sangre pura y corriente en medio de la atmósfera saludable... pero nada de retórica; recuerdo cuánto le disgustan las frases.... En fin, estoy como un reloj, que es la expresión que usted prefiere.
Clara, la hermana mayor, es pacífica y callada, y dice que á todo prefiere el silencio del claustro. Eugenia, la menor, es, al contrario, más viva y resuelta, agradándole el trato del mundo, razón suficiente para que su padre se proponga casarla antes.
Siendo indispensable emplear un año entero en la ida y vuelta de estas espediciones, se prefiere llevar directamente por tierra del Rio Janeiro ó de Santos las mercadurías de valor; y aunque la distancia que se transita en mulas es de ochocientas leguas, la economía de tiempo no deja de ser considerable; de manera que las gariteas, estando reservadas solamente para el transporte de los efectos de mucho volúmen ó peso, no hacen sino tres ó cuatro espediciones por año del Pará á Mato-Groso.
Es entonces cuando se siente la necesidad de elegir entre las armonías de la tierra las que tienen una afinidad más particular con nuestra miserable condición; es entonces, y yo lo he experimentado con frecuencia, cuando se prefiere a la pompa radiante del sol las dudosas claridades de la luna y los misterios de la noche, a los esplendores del estío, a las gracias de la primavera, a los opulentos dones del otoño, la triste desnudez del invierno, las brisas frías y las negras escarchas.
Si tiene afición a subir montañas, encontrará en la república muchos picos dignos de su proeza o, si prefiere paisajes más amenos, los encontrará en el valle de Yungas, una de las regiones más bellas de toda la América meridional.
Dijo, pues, irónicamente, para contenerlo: ¡Que me prefiere usted a tales esplendores!... ¿Qué podré yo hacer para indemnizarlo de la privación de este maravilloso espectáculo? ¿Será suficiente ofrecer a sus miradas un semblante sonriente? ¡Me temo que perdería mucho en el cambio! ¡No se burle! Si usted supiera cuánto la admiro, comprendería por qué he sido completamente conquistado.
De ahí la predilección que demuestran por él. Y aunque la ciencia sostenga primero que sólo es una piedra, luego un arbusto, el sexo bello ve en el coral algo más. «Señora, ¿por qué prefiere usted á todas las piedras preciosas ese árbol de un encarnado dudoso? Caballero, dice á mi cara. El rubí hace palidecer; éste, mate y no tan vivo, hace resaltar mejor la blancura.» Y la señora tiene razón.
Palabra del Dia
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