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Actualizado: 1 de junio de 2025
Dijo, pues, irónicamente, para contenerlo: ¡Que me prefiere usted a tales esplendores!... ¿Qué podré yo hacer para indemnizarlo de la privación de este maravilloso espectáculo? ¿Será suficiente ofrecer a sus miradas un semblante sonriente? ¡Me temo que perdería mucho en el cambio! ¡No se burle! Si usted supiera cuánto la admiro, comprendería por qué he sido completamente conquistado.
Su pensamiento permaneció puro hasta aquella terrible hora de media noche. En ella el sentimiento, solo, luchaba con el mal deseo. Cada día sacaba del fondo de su naturaleza sana y vigorosa nuevos recursos para eliminar el virus, o, por lo menos, para contenerlo y hacerlo inofensivo: por eso se desterró al extranjero, por eso en el momento en que vio tu casa pensó en huir lo más pronto.
Sin duda la profesión de bellaco, que es entre los musulmanes y que por tantos siglos ha sido en la cristiandad el medio más rápido y eficaz de conquistar honores y privilegios y de alcanzar títulos de nobleza, en el achatamiento universal de los pobres de espíritu que elaboraba la Iglesia, se viene haciendo cada vez más peligrosa y menos lucrativa y honorífica, con el reverdecimiento de la energía al influjo de los ideales modernos, pero, todavía, y particularmente en los países católicos y ortodoxos, el inquilino de la sociedad contemporánea está instalado en un plano fuertemente inclinado hacia la perversidad humana, resultando siempre más o menos ineficaces para contenerlo arriba todos los terrores en uso, civiles o religiosos, y todos los surtidores permanentes o occidentales de energía moral.
Al fin articuló sin entonación alguna: Es que me dan unas ganas locas de matarme... ¡Por eso! ¡Quédate aquí!... No estés solo. Pero no pude contenerlo, y pasé toda la noche inquieto. Usted sabe qué terrible fuerza de atracción tiene el suicidio, cuando la idea fija se ha enredado en una madeja de nervios enfermos. Habría sido menester que a toda costa Vezzera no estuviera solo en su cuarto.
Todos los días quería volverse, y las instancias de sus amigos bastaban apenas a contenerlo. «Yo soy hijo de la pólvora decía con su voz grave y sonora : la guerra es mi elemento ». «La primer gota de sangre que ha derramado la guerra civil decía otras veces ha salido de estas venas, y de aquí ha de salir la última.» «Yo no puedo ir más adelante repetía parando su caballo ; echo de menos sobre mis hombros las paletas de general.» «En fin exclama otras veces : ¿qué dirán mis compañeros cuando sepan que el mayor Navarro ha pisado el suelo extranjero sin un escuadrón con lanza en ristre?»
Palabra del Dia
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