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Actualizado: 5 de noviembre de 2025


Mientras que alegre y contento saltaba de placer y hacía fiesta por este su perniciosísimo escándalo, le empezó á correr por las venas un humor pestilente y se le encendió una fiebre ardientísima, que en pocos días le condujo á las puertas de la muerte.

Elena prometió ocuparse de todo aquello, y yo admiré la ingeniosa gracia de aquel corazón de quince años tratando de arrancar a una madre, sin que ella lo sospechase, su última voluntad sobre los que iba a dejar huérfanos. Me estaba ahogando en aquel aire pestilente y salí a reunirme con Luciana y Gerardo.

Aquella pasion funestísima, aquel prurito inconcebible, ha hecho más víctimas que las pestes, las plagas, las hambres y las guerras. Es un cólera morbo que no se va nunca, que siempre está diezmando la poblacion. Es el vómito negro, ó la fiebre amarilla de las mujeres; la más peligrosa y pestilente de las enfermedades endémicas.

En vista de esto se mandaron á lo último todos los enfermos á las fuentes, y sin otra medicina que beber de aquella agua, todos convalecieron y volvieron sanos: y esto comiendo carne salada, por falta de dietas, y pan de pestilente harina. Luego parece que aquella agua es sumamente sana y el mejor antídoto del escorbuto.

Esto es lo substancial de la relación sobredicha, que trae más dilatadamente el Sargento mayor Don Vicente Mut, libro 7 capítulo 15, en que parece se le puede dar la enhorabuena, a Mallorca, de ser, como algunos quieren, la primera de toda España, que vió la conversión general y en comunidad de sus Judíos, y de quedar limpia de tan pestilente contagio.

Sentados en bancos y en pequeños taburetes de madera, entre maletas, cajones, cestos y tampipis, á dos pasos de la máquina, al calor de las calderas, entre vaho humano y olor pestilente de aceite, se veía la inmensa mayoría de los pasageros.

Mi alma se arroja fuera de este lodazal y busca los aires puros; huye de las infectas madrigueras de la civilización, abiertas en fango pestilente y se baña en los rayos de oro que cruzan los espacios.

Una planta venenosa y pestilente se halla tal vez al lado de otra medicinal y aromática; un reptil dañino y horrible se arrastra quizas á poca distancia de la bella é inofensiva mariposa; el asesino huyendo de la justicia se oculta en el mismo bosque donde está en acecho un honrado cazador; un airecillo fresco y suave recrea la naturaleza toda, y algunos momentos despues sopla el violento huracan llevando en sus negras alas tremenda tempestad.

Ustedes tienen la sensibilidad encallecida, expuesta al roce de todos los sucesos del siglo en su atropellada marcha; el alma rendida de vagar por un espacio enmarañado y de atmósfera pestilente, y las ideas revolviéndose en una órbita insegura y desequilibrada, que no les permite encariñarse con un objeto sin que otro nuevo venga á borrar su huella.

Palabra del Dia

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