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Entonces el hijo predilecto de la Iglesia se acercó a la reja, y con labio balbuciente y el rostro encendido se confesó con D.ª Rafaela. Por no abusar más de su inagotable bondad había tenido precisión de pedir seiscientas pesetas al padre Laguardia, que era quien le perseguía y le había hecho prender.

Una sospecha cruzó por la imaginación de Ana; unos celos grotescos, tal los reputó, se le aparecieron casi como una forma de la tentación que la perseguía. «¿Si aquel hombre sería amante de su criada?». «¡Anselmo! ¡Anselmoañadió don Víctor en el mismo tono suave y familiar.

Sánchez Morueta llegó á pensar si Cristina amaría á otro, si al casarse con él por interés, habría dejado en su pasado alguna ilusión que aún la perseguía. Pero después de examinar sus predilecciones é intimidades en la sociedad elegante y devota que la rodeaba, desechó sus sospechas. Ella sólo quería á su esposo, si es que aquello era querer. En su cariño, no había fuerzas para más.

Franca y recta nuestra vizcondesa, otorgaba generosa y tal vez excesiva confianza a los nobles y leales procederes; así, pues, dado este sentir, consideradas estas circunstancias, parecióle imposible que ningún expediente cualquiera pudiese dar el laudable resultado que perseguía.

Comprendió que, si me unía al hombre que amaba, mi esposo, a la muerte de mi padre, se preocuparía de asegurar mis derechos como heredera y cuidar de mis intereses, mientras que, siendo la esposa de Hales, yo me aterraría a la sola idea de que se pudiera saber mi mésalliance matrimonial, y, como a su vez lo tenía completamente dominado por este convenio, él obtendría, al fin, el objeto que perseguía: la posesión de toda la fortuna de mi padre.

A aquella muchacha fiera y escandalosa le importaba un bledo ir a presidio o a la horca con tal de satisfacer su venganza. Era necesario escapar de Madrid. ¿Adónde? Después de meditar varios días este punto, se decidió por París. Aquella inmensa ciudad, emporio de todos los placeres, convenía admirablemente a los fines interesantes que Romadonga perseguía en esta vida.

Ante la suspensión de mi mente, Inés agrega con verba rápida: ¿No recuerda usted que, al irme, la dije que había un ciprés que me perseguía y que...? ¡, hijita! ¿Cómo no? Ahora caigo. Estaba trascordada. Me había olvidado, porque creí que era una broma tuya. , ... broma... no está mala broma. Bromazo ha resultado. Pero... vamos a ver: ¿Quién es el rey de los cipreses? ¿No lo sabe usted?...

13 Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera la Iglesia de Dios, y la destruía; 14 y aprovechaba en el Judaísmo sobre muchos de mis iguales en mi nación, siendo mucho más celoso que todos de las tradiciones de mis padres. 16 revelar a su Hijo en , para que le predicase entre los gentiles, luego no consulté con carne y sangre;

El hijo miraba con una curiosidad malévola la cabeza temblorosa y cana de la madre; recordaba las cosas insensatas que le decía en el camino, y pensaba que estaba loca; que abajo, en los aposentos cerrados, había locos; que su hermano, que acababa de morir, estaba también loco, y no paraba de inventar historias ridículas, viendo enemigos por todas partes, figurándose que se le perseguía a cada paso. ¡El pobre desgraciado se imaginaba tener enemigos! ¿Qué hubiera dicho si, en efecto, los hubiera tenido como él, el escritor, reales, poderosos, implacables, infatigables, que no retrocedían ante la calumnia y la denuncia?

Pepita, fiando siempre en su gracioso desenfado, rayano del cinismo. Joaquinita perseguía a uno de los antequeranos con incansable brío, con una firme voluntad de hacerle suyo, digna, en verdad, de admiración.