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Actualizado: 5 de julio de 2025
Los muebles viejos y maltrechos, recuerdo perenne de las antiguas peregrinaciones huyendo de la miseria, comenzaban á desaparecer, dejando sitio libre á otros que la hacendosa Teresa adquiría en sus viajes á la ciudad. El dinero producto de la recolección invertíase en reparar las brechas abiertas en el ajuar de la barraca por los meses de espera.
Siguió a este desahogo un himno entusiástico, hermosa y altamente entonado, a la «madre Naturaleza», di por visto, y de muy buena gana, lo que él deseaba que yo viera; y más por hundir otro poco mi sonda en sus adentros que con intención de arrancarle sus ilusiones, díjele al cabo: Pase, pues, lo de la amenidad, lo de la hermosura y hasta la sublimidad y la elocuencia de este escenario que le encanta y maravilla; pero ¿y los actores que le acompañan a usted en la égloga perenne de su vivir? ¿Qué me dice usted de ellos... del hombre... vamos, de los hombres?
Cuando se ofrecían al español, en animado cuadro, las hazañas de sus antepasados, y las épocas más brillantes de su grandiosa historia; cuando se rendía homenaje en su presencia á la gloria perenne de su nación, y esto exornado con el más bello colorido; cuando las imágenes más maravillosas y más conocidas de un mundo de tradiciones románticas se mostraban á sus ojos como si realmente existieran, y veía reflejarse en el espejo mágico de la poesía las variadas manifestaciones exteriores, que lo cercaban por do quier, ¿era posible que no lo prefiriese á todos los demás placeres?
Tenía por el campo una pasión tan sincera, aunque contenida en la forma, que le llenaba de voluntarias ilusiones y le impulsaba a perdonar muchas cosas a los aldeanos aunque les reconociera ignorantes y cargados de defectos y aun de vicios. Vivía en perenne contacto con ellos, pero no compartía ni sus costumbres, ni sus gustos ni uno solo de sus prejuicios.
En la abstraccion hay el resultado de la comparacion; mas nó la comparacion. En la numeracion hay la comparacion perenne, ó el recuerdo de ella. Lo que hay convencional es el signo, nada mas. Si no existiendo ninguna criatura intelectual, existiesen cien seres distintos entre sí, habria en la realidad el número.
Aunque nos llene de admiración la riqueza inagotable de inventiva de la época anterior y las creaciones infinitas que brotaban á raudales de ella, como de una fuente perenne, y el prodigioso número de elementos poéticos existentes en la misma, hasta tal punto, que, bajo este aspecto, no se encuentra ninguna otra que le iguale, siendo difícil arrancarse de ese florido laberinto para penetrar después en artístico jardín, lleno de más regular riqueza; aunque se haya de confesar que no hubo tal superabundancia de condiciones poéticas en el período subsiguiente de la poesía dramática, no es posible abrigar dudas de ninguna especie de que la última aventaja á la primera en perfección artística.
A Magdalena nada más le decía una parte de la verdad. No le ocultaba nada de mi aversión a la sociedad, disparando tan sólo el motivo personalísimo de ciertos agravios. Cuando se trataba de juzgar al mundo de manera más general, aparte la perenne idea de que debía considerarlo como un ladrón de mi ventura, prodigaba las invectivas con feroz alegría.
Las mantenedoras de este torneo eran Rita y Manolita, las dos mayores; en cuanto a Nucha y Carmen, se encerraban en los términos de una cordialidad mesurada, presenciando y riendo las bromas, pero sin tomar parte activa en ellas, con la diferencia de que en el rostro de Carmen, la más joven, se notaba una melancolía perenne, una preocupación dominante, y en el de Nucha se advertía tan sólo gravedad natural, no exenta de placidez.
Aquellos cerros, que estriban en el Atlántico y forman el promontorio más occidental de Europa, parecían tener, en edad de tanto predominio y triunfo de los portugueses, un simbólico significado; eran el trono de flores y de perenne verdura, donde había venido a sentarse el Genio de Portugal para derramar luz sobre el Mar Tenebroso, abrir nunca hollados caminos y extender su conocimiento y su dominación por los más apartados países y entre los más diversos pueblos.
Toda su beldad, todo su resplandor, todo su atractivo, no es más que el reflejo de ese sol increado, no es más que la chispa brillante, transitoria, inconsistente, de aquella infinita y perenne hoguera. Mi alma, abrasada de amor, pugna por criar alas, y tender el vuelo, y subir a esa hoguera, y consumir allí cuanto hay en ella de impuro. Mi vida, desde hace algunos días, es una lucha constante.
Palabra del Dia
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