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Actualizado: 27 de junio de 2025
Si las nuevas de mi muerte llegaren a los oídos de Camila, sepa que yo la perdono, porque no estaba ella obligada a hacer milagros, ni yo tenía necesidad de querer que ella los hiciese; y, pues yo fui el fabricador de mi deshonra, no hay para qué...
Pues tan verdad como los Evangelios es esto que estoy diciendo. En otra ocasión me enfadaría dijo la madre al ver la exageración de tu benevolencia. Hoy mi espíritu está quebrantado: anhelo la tranquilidad y te perdono. ¿No me deja usted decir otra cosita que me falta? Acaba de una vez. Yo quiero ver a Inés. ¡Verla! exclamó con enfado doña María . Mis hijas no estiman sin duda su dignidad.
El viejo Cristo de marfil que adorna las desnudas paredes de tu cuarto, aquél que obró el milagro de los peces y de los panes ácimos, que serenó el tumulto de los mares con la caricia de sus pies descalzos, y en su doctrina de piedad y amores perdonó a Magdalena sus pecados.
De todo corazón te perdono, hijo mío, porque si así no fuera no la querrías. ¿Ves? En eso consiste la diferencia que hay entre tu amor y el mío; yo presiento las desgracias futuras y tú olvidas las pasadas.
Sea usted tranquila, Xuantipa; póngase usted tranquila. ¡Tranquila, tranquila!... Si es para tocarse del queso. Esto se lo lleva la trampa, porque no hay un hombre aquí. ¿Qué va a ser de mí? ¿Qué va a ser de esa pobre neñina inocente? Porque yo, bien lo sabe Dios, perdono, hago como que no sé.
Micaela perdonó al «señor de Peña» esta transgresión de lo pactado, en gracia a su viaje y al regalo del ramo de naranjas; y desde aquel día, el enamorado, sin abusar de la tolerancia, continuó sus visitas. Juanito ya no sentía miedo al pensar lo que diría la mamá cuando conociese sus amores. Tenía el convencimiento de que ella lo sabía todo.
Ahí tenéis por qué esta saliendo todas las noches en el cielo esa estrella con rabo. Es que el mundo se va á acabar.» En el número 16: «Pero hija de mi alma, so tunanta, ¿tenías á tu niña mala y no me habías dicho nada? ¿Pues para qué estoy yo en el mundo? Francamente, eso es un agravio que no te perdono, no te lo perdono.
Porque yo veo ahora todos los conflictos, todos los problemas de mi vida con una claridad que no puede provenir más que de la razón... Y para que conste, yo juro ante Dios y los hombres que perdono con todo mi corazón a esa desventurada a quien quise más que a mi vida, y que me hizo tanto daño; yo la perdono, y aparto de mí toda idea rencorosa, y limpio mi espíritu de toda maleza, y no quiero tener ningún pensamiento que no sea encaminado al bien y a la virtud... El mundo acabó para mí.
4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el infierno con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio; 5 y si no perdonó al mundo viejo, mas guardó a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de malvados;
sobre un temblor de ardientes resplandores y de incensarios mágicos y flores ¡tu eres la hostia de mi amor, divina! Como Cristo en la bíblica leyenda yo te digo: "mujer, ¡yo te perdono!" ya que te apartas de la negra senda donde se alberga el mal y arde el encono.
Palabra del Dia
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