Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de mayo de 2025
Además, usted es demasiado buena para oirlas. Se horrorizará usted y se turbaría la paz serena de su espíritu. ¡Oh! no: cuénteme usted. Tal vez alguna falta muy grave. No importa; cuéntemela usted, que yo se la perdono antes de saberla. Falta mía no es. ¿Falta de otro? ¿A ver? dijo la mística con ansiosa curiosidad. Deje usted para mí todas esas amarguras, señora.
Porque él está unido á la familia de Freneuse y porque, como él decía hace un instante, esos sucesos le han hecho sufrir grandemente. Es, pues, equitativo darle hoy ocasión de sacar algún provecho... ¿Y cómo? Eso es lo que me propongo explicarle dentro de un momento... ¡Muy bien! ¡Nos pone en la puerta, por añadidura! Maugirón, te perdono; has encontrado la horma de tu zapato.
Sí, bien merecía aquel hijo de las entrañas que se le arrancasen aquellas espinas del alma. ¡Había sido tan buen hijo! ¡Había sido tan hábil para conservar y engrandecer el prestigio que le disputaban!». Desde que doña Paula vio que «no estallaba un escándalo», que don Fermín mostraba discreción y cautela incomparables en sus extrañas relaciones con la Regenta, se lo perdonó todo y dejó de molestarle con sus amonestaciones.
Se echó a reír a carcajadas; pero sus labios temblaban, y su risa parecía el ladrido de un perro con frío. Sí; voy a dar orden de que cierren siempre las puertas. Le ruego a usted que me perdone; ha sido un descuido del personal. Para usted tal descuido acaso no tenga importancia, mientras que para mí podría tenerla muy grande. Pero le perdono a usted por esta vez.
Ante un cuadro tan espantable, desapareció al momento la afrenta que había recibido y se la perdonó de todo corazón. «Después de todo, se decía, yo no tengo ningún derecho sobre ella. Si se ha enamorado de otro, debo sufrirlo con resignación como una desgracia. Sólo un corazón pequeño es capaz de hacer lo que yo hice.
El buen indio lo oyó con gusto, y con lágrimas de tierno afecto, los perdonó y ofreció á Dios su vida por la salvación de aquéllos que le habían tan gravemente ofendido, y así le administró los Sacramentos y esperaba por instantes su feliz tránsito á mejor vida.
A los hombres hay que tratarlos sin consideración... Ya no más, ya no más... Estoy volada, y lo que es esta no te la perdono... digo que no te la perdono». Algún trabajo le costó a Santa Cruz que su mujer repitiese lo que le había dicho una amiga aquella mañana.
32 antes sed los unos con los otros benignos, misericordiosos, perdonándoos los unos a los otros, como también Dios os perdonó en el Cristo. 1 Así que sed imitadores de Dios como hijos amados; 2 y andad en caridad, como también el Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros por ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave.
La vi enternecerse; los ojos se le arrasaron de lágrimas, y exclamó, queriendo reprimir los sollozos con un esfuerzo: A mi madre la quiero con toda mi alma, y la perdono... Está embaucada... Si no lo estuviera, no haría conmigo lo que ha hecho... ¡Pero a ese tío brujo, que ha de arder en los infiernos, nadie le corta el pescuezo más que yo!
Estas palabras, repetidas durante siglos, conmovían al gitano viejo y hacían que se le saltasen las lágrimas, como si las escuchase por primera vez. Levantaba al chaval, le echaba los brazos al cuello, y decía conmovido: A ti te perdono porque te quiero, porque no tienes culpa de na... Pero ella, que no venga, porque la mato.
Palabra del Dia
Otros Mirando