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927 "En las carpetas de juego y en la mesa eletoral, a todo hombre soy igual, respeto al que me respeta, pero el naipe y la boleta naides me lo ha de tocar." 928 Ahi no más ya me cayó a sable la polecía; aunque era una picardía me decidí a soportar, y no los quise peliar por no perderme ese día.

No puedo acusarla de la menor provocación, ni siquiera instintiva y por ella ignorada. Ni reflección traidora, ni ciego instinto hubo jamás en ella de perderme. Y esto fue la causa de mi perdición. Contra los efectos de aquella reflección o de aquel instinto de sobra hubiera yo acertado a precaverme. Ni siquiera hubiera yo tenido que tomar precaución alguna.

Pero cuando esas condiciones sobresalen realmente, es cuando se las ve despojadas de sus lujos y cubiertas con el corto y sucio traje del trabajo, balancearse sobre la tabla que une al buque con la tierra, bajo el peso de la enorme canasta de carbón que traen en la cabeza... Una noche de las que permanecimos en Fort-de-France, encontré mi lecho en el hotel tan inhabitable o tan habitado, que me vestí en silencio, gané la calle, y a riesgo de perderme, me puse en camino hacia el vapor.

El pobre molinero lo comprende en seguida. Su triste canción dice: Quisiera partir, perderme en la inmensidad del mundo, Si todo no estuviera tan verde, tan verde en el bosque y en los campos... Gertrudis, agitada por el temor y la esperanza, hace en el aire un ademán. ¡Eso no es posible! ¡es preciso absolutamente que todo concluya bien!

Tengo conmigo una llave maestra: puedo abrir; cierto es también que el tío Manolillo puede volver; no por qué me causa miedo ese hombre; pero bien, necesariamente ha de hacer ruido en la cerradura... y puedo muy bien escapar por la ventana, ganarle tiempo y perderme. Me importaba ver á Luisa; pero después de lo que he oído, me interesa más verla á ella. Ea, adelante.

Y luego, sacudiendo la cabeza, y extendiendo los brazos hacia el techo, había añadido en voz alta, para dar más solemnidad a su protesta: ¡Salvarme o perderme! pero no aniquilarme en esta vida de idiota.... ¡Cualquier cosa... menos ser como todas esas! Y a los pocos días cayó enferma.

Si Pepita ha desairado todo esto, ¿cómo ha de fijarse ahora en y ha de concebir el diabólico deseo y más diabólico proyecto de turbar la paz de mi alma, de hacerme abandonar mi vocación, tal vez de perderme? No, no es posible. Yo creo buena a Pepita, y a , lo digo sin mentida modestia, me creo insignificante.

Pero, mujer, ¿no te advertimos Aguado y yo?... Aguado hablaba de perder la criatura, no de perderme yo. ¡Dios mío! Yo no me muevo; pariré aquí, en esta aldea... me moriré aquí... Yo no doy un paso más.... Costó gran trabajo meterla en el coche.

Ya la comedia es un mapa, Donde no un dedo distante Verás á Londres y á Roma, A Valladolid y á Gante. Muy poco importa al oyente, Que yo en un punto me pase Desde Alemania á Guinea, Sin del teatro mudarme. El pensamiento es ligero; Bien pueden acompañarme Con él, do quiera que fuere, Sin perderme ni cansarmeBuen talle no le perdono, Si es que ha de hacer los galanes: No afectado en ademanes.

No he sido la única culpable, pero si sola para sufrir la expiación. ¿Tenías cómplices? Uno solo. ¿Sorege? . ¡El miserable! ¿Y por qué quiso perderme? Porque me amaba. Jacobo se quedó inmóvil, silencioso, respirando apenas, tan oprimido estaba por la angustia de aquel momento solemne. Por fin preguntó: ¿Pero , por qué te prestaste á su infamia? ¿Por qué contribuíste á perderme?