Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 31 de octubre de 2025


Núñez alzó los hombros con indiferencia, se quedó unos instantes silencioso y pensativo, y al cabo poniéndose en pie para irse repuso en voz baja: ¡La envidia...! La envidia, querido Tristán, es un sentimiento tan constante en el corazón del hombre que aun los juicios más exactos, más imparciales acerca de nuestros contemporáneos cuando no les son absolutamente favorables se atribuyen a envidia.

Marianela, que mientras oía tan nobles palabras había estado resistiendo con mucho trabajo los impulsos de llorar, no pudo al fin contenerlos, y después de hacer pucheros durante un minuto, rompió en lágrimas. El ciego, profundamente pensativo, callaba. Florentina dijo al fin tu lenguaje no se parece al de la mayoría de las personas.

Dejó escapar una interjección de impaciencia, lo recogió y se quedó unos instantes pensativo. ¿Por qué se habrán de caer las cosas, vamos a ver? exclamó al cabo como si hablase consigo mismo .¿Por qué no habían de quedarse donde se las colocase?

El dinero me fue quitado a tiempo, y ya veis que ha sido conservado, hasta que lo necesitáramos para vos. Es maravilloso... nuestra vida es maravillosa. Silas permaneció sentado, en silencio, contemplando durante algunos instantes el tesoro. Ahora ya no me seduce dijo con aire pensativo ; no, ciertamente que no.

Su exasperación cesó de repente; pero sombrío y pensativo, guardaba el más profundo silencio con Teobaldo y conmigo. Parecía enteramente ocupado de un siniestro proyecto que absorbía toda su atención y le hacía olvidar a sus amigos. »Entretanto pasaban los días, y ya estábamos en la víspera del fijado para la realización del funesto enlace.

Permaneció inmóvil y pensativo largo rato. Luego, como si despertara de un sueño, sacudió la cabeza y dejó escapar un suspiro. Se puso el sombrero, abrió la puerta y bajó con gran sigilo las escaleras. Al pasar por delante de la puerta del piso principal, pegó el oído a ella. Estuvo un momento escuchando, la faz demudada, los cabellos erizados.

Hubo unos instantes de silencio embarazoso. Raimundo apoyó el codo sobre la mesa, puso la mejilla sobre la mano y quedó pensativo y serio. Ella le observaba con el rabillo del ojo entre colérica y curiosa.

La señora Aubry, que se había puesto a leer al lado del fuego, volviose de pronto y vio a su hija sentada en un rincón, con aire pensativo. ¿En qué piensas? le preguntó. No debes estar muy fatigada de tus conversaciones durante la tarde; apenas si has hablado. Es cierto, mamá, estoy preocupada. Hace algún tiempo que me apercibo de eso, hija mía dijo la señora Aubry con ternura.

¿Sois acaso pariente del cocinero mayor del rey? Soy su sobrino, hijo de su hermano. ¿Qué servicio habéis prestado á su majestad? dijo de repente el padre Aliaga. Lo ignoro, padre. Pero... Si esa carta de su majestad no os informa, perdonad; pero guardaré silencio. ¿Qué edad tenéis? Veinticuatro años. Quedóse un momento pensativo el padre Aliaga. Habéis matado ó herido á don Rodrigo Calderón.

Así, cuando la tormenta pasa, el gaucho se queda triste, pensativo, serio, y la sucesión de luz y tinieblas se continúa en su imaginación, del mismo modo que cuando miramos fijamente el sol nos queda por largo tiempo su disco en la retina.

Palabra del Dia

aquietaron

Otros Mirando