Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de junio de 2025
El pajar estaba solamente cubierto por las tejas. Como éstas no ajustaban herméticamente, por los claros que dejaban penetraba la luz, que por breves intervalos hería el rostro de la condesa. Yo me colocaré á la ventana y recibiré la hierba que me den las mujeres. Usted, señorita, ¿quiere ser la encargada de esparcirla? Sí, sí; estoy dispuesta á trabajar mucho; empieza cuando quieras.
El gentío la enamoraba, los codazos y enviones la halagaban cual si fuesen caricias, la música militar penetraba en todo su ser produciéndole escalofríos de entusiasmo.
El niño penetraba en su interior todos los días para coger el huevo que una gallina misteriosa ponía sobre los cojines de bronceado guadamacil. A los diez años de edad Ramiro parecía tocado de Dios. Su madre le veía internarse, como un predestinado, en la aspereza y el recogimiento.
Una dulce melancolía penetraba en su alma al contacto de aquellos sitios donde tan feliz había sido. Le parecía que su dicha no había muerto, que aún estaba allí guardada esperándola. Vagamente soñaba con ver surgir del parque la gran figura atlética de su marido y escuchar su risa sonora. No era posible, no, que todo aquello hubiera muerto para siempre.
A la mañana siguiente, cuando María Teresa se despertó, hacía un sol bellísimo. El aire tibio penetraba en su cuarto, cargado de brisas marinas y del perfume de las flores. Ante la belleza del día, todas sus preocupaciones se disiparon.
Después iremos a Palermo a tomar el yate que mi primo Martholl Grainville pone a nuestra disposición para dar un paseo por el Adriático. Pero la joven no tuvo tiempo de aprobar este programa. El ruido de un carruaje que penetraba bajo el pórtico del hotel la inquietó. ¿Qué es eso? exclamó levantándose. Casi inmediatamente sonaron las campanillas eléctricas y voces, en el silencio de la casa.
El anchuroso valle así iluminado ofrecía un aspecto de lago dormido. Después de caminar bastante tiempo por el medio, nuestra comitiva tocó en las montañas que lo cercaban. Era necesario trasponerlas para entrar en la campiña que rodea a... La carretera penetraba por los sitios más accesibles, ciñendo el costado de uno de los montes con declive bastante pronunciado.
Un labrador viejo, su mujer trémula de espanto y unos cuantos chicuelos que se ocultaban por los rincones, se habían refugiado arriba, con las señoras, al ver que el agua penetraba en su modesta casa. Rafael entró en el comedor y allí vio a doña Pepita, la pobre vieja, apelotonada en una silla, con las arrugas de su cara mojadas de lágrimas y las dos manos en un rosario.
Su voz, alterada por la pasión, penetraba en los corazones, aunque sus palabras no se entendiesen. En aquel instante ¡oh fuerza del destino! acertó a pasar por allí la graciosa y distinguida Chemed, que en fenicio significa belleza, la viuda más coqueta y caprichosa que había en Málaga. Su marido la había dejado joven y con muchos bienes de fortuna.
Por la ventana, que el cura adornó con papelitos de colores imitando vidrios pintados, penetraba diagonalmente un rayo de sol, y al fondo, destacando sobre la cal amarillenta de la pared, se veía colgado de la percha un trapo largo y negro: era una sotana vieja que Tirso se dejó olvidada. Don José no pudo dominarse.
Palabra del Dia
Otros Mirando