Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de mayo de 2025
Me sonreía desde que me veía, me daba una palmadita amistosa en el cuello, o me pellizcaba los brazos, y en seguida desaparecía. Estaba siempre ocupado, el pobre papá; mientras vivió, no lo vi reposar un solo instante. Mamá era desde aquella época muy corpulenta, comía continuamente confituras y era devota de la siesta.
Cuando no pellizcaba a las compañeras, les escribía cartitas amorosas poniendo la firma de un hombre, o les mandaba retratos de la hermana que les daba lección, hechos con lápiz. Cuando la dejaba cerrada en la buhardilla, hacía señas y muecas a las oficialas de un taller de modistas que había enfrente.
Mutileder hablaba entre dientes, lanzaba desconsolados suspiros, manoteaba y hasta se golpeaba y pellizcaba sin compasión, y solía exclamar: «¡Qué diablura! ¡Qué diablura!» En presencia de Chemed o se olvidaba de su dolor o le refrenaba y disimulaba.
Durante la primera parte de éste mi razonamiento, no sabía la pobre muchacha dónde poner la vista, y aun se pellizcaba algo la ropa; después ya me miraba con los ojos muy abiertos y la boquita risueña, y por toda respuesta a la pregunta que puse como raya para sumar, debajo de la lista de los supuestos pretendientes, soltó una risotada de las más espontáneas y cordiales.
No sólo la golpeaba bárbaramente por los motivos más inocentes, y la pellizcaba y la mordía, sino que se gozaba en tenerla en continuo sobresalto bajo el temor de espantosos suplicios, en hacerle padecer de día y de noche.
Pepa Frías, si no comía porque estaba ahita, pellizcaba en las frutas y confites, teniendo detrás de su silla a Calderón, Pinedo, Fuentes y otros tres o cuatro caballeros maleantes que gozaban en tirarle de la lengua. No se la mordía, en verdad, la fresca viuda. Se defendía admirablemente de todos ellos parando y contestando los golpes con maestría. ¿Dónde dice usted que tiene gota, Pepa?
Si por impaciencia, o arrastrada de su genio vivo y desenfadado, contestaba alguna cosa que oliese de cien leguas a falta de respeto, ya podía prepararse: la brigadiera se erguía como una fiera, la llenaba de insultos, y olvidándose a menudo de lo que debía a su propia dignidad, y apesar de los años de Julita, la pellizcaba cruelmente, la abofeteaba y la tiraba de los cabellos: «¡A su madre no se contesta jamás; se obedece y se calla, aunque no tenga razón!» Eran las palabras que siempre salían de su boca en casos tales.
A los nueve años era Paula una espiga tostada por el sol, larga y seca; ya no se reía: pellizcaba a las amigas con mucha fuerza, trabajaba mucho y escondía cuartos en un agujero del corral. La codicia la hizo mujer antes de tiempo; tenía una seriedad prematura, un juicio firme y frío. Hablaba poco y miraba mucho.
Naturalmente Flora acudía pocos minutos después á Canzana tan roja por el placer como por lo agrio de la pendiente, abrazaba estrechamente á Demetria, la besaba, la pellizcaba y la mordía. Y lo que es menos natural, pero no menos cierto, poco después convencía á su padre de que debía montar inmediatamente á caballo y trasladarse á Oviedo y manifestar á sus cuñadas que aquello ya no tenía remedio.
Palabra del Dia
Otros Mirando