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Debo decirle, ante todo, que procuro adaptarme a sus consejos no juzgando demasiado de prisa a las personas que me rodean. Tiene usted razón al decir que un cambio brusco de localidad puede producir dos efectos contrarios y casi igualmente peligrosos: o una especie de entusiasmo por la novedad de las cosas y de las personas, o una tristeza que exagera la crítica.

Una nueva y clara luz amanecía sobre Sarrió, después de tantas tinieblas. Por la merced y gracia singular de Dios, hallóse la hermosa villa provista, cuando menos lo pensaba, de un órgano en la prensa, siquiera fuese semanal o «hebdomadario», según decía su ilustre fundador. Graves obstáculos, escollos peligrosos se oponían a la realización de la empresa.

La fortuna le sonreía; se encontraba poseedor de una mujer hermosa entre las hermosas, noble entre las nobles, dificultad viviente que había desesperado á los más peligrosos galanes de la corte; la poseía por completo; doña Clara le había dejado ver todo el tesoro de ternura y de amor de su alma, y le había dicho embriagada de no sabemos qué deleite: Vos habéis sido la mano que ha descorrido el velo de mi alma: os habéis presentado en tan poco tiempo delante de , tan hermoso primero, tan valiente, tan generoso, tan enamorado, tan noble después, que yo tengo para que habéis ganado bien en veinticuatro horas lo que otro no hubiera ganado tal vez en años.

¡Mala noche! dijo el Capitán a Cornelio y a Hans, que tenían la vista puesta en las nubes . Por fortuna, el golfo de Carpentaria es amplio y sólo tiene bancos peligrosos alrededor de las islas de Eduard Pellew. Estamos todavía muy lejos de los escollos y bancos de coral del estrecho de Torres. ¿Amainamos velas, tío? La prudencia lo aconseja. Ayudadme, muchachos, y también, Lu-Hang.

Te dejo este bolsillo, igualmente que mis gracias, no hay que rehusarle ... esta recompensa te es debida ... no me sigas ... conozco mi camino, no tengo que atravesar los senderos peligrosos de la montana; lo repito otra vez, no quiero que se me siga.

Que sor Fulana envió el día de su santo una bizcochada magnífica á su director espiritual. Que sor Fulana pretende sobreponerse, y envía al jefe de su conciencia otra bizcochada mejor. Las dos madres se pican: la una, porque la otra ha hecho más: la otra, porque la primera ha murmurado de ella. Entonces tercian chismes más peligrosos.

Demasiado sabía ella que no era piedad verdadera, que con semejantes arrebatos nada ganaba para con Dios... pero, ¿no serían tampoco más que nervios? ¿Serían indicios peligrosos de un espíritu aventurero, exaltado, torcido desde la infancia?». «Había de todo». El Magistral, procurando vencer la exaltación que le había comunicado su amiga, quiso hablar con toda calma y prudencia. «Había de todo.

Unos periódicos, al hablar del suceso, afirmaban que las víctimas eran dañadores peligrosos que habían hecho frente a los guardas; los diarios de oposición decían que eran pobres hambrientos que entraban en la posesión real sin otro propósito que el de coger cardillos.

La lancha no tenía timón. Para momentos peligrosos, es más conveniente un remo largo, bien sujeto a popa, haciendo de espadilla. Todas las mujeres y chicos nos contemplaban con ansia. Era un momento aquel por el cual yo tenía la certidumbre de que había de pasar alguna vez en mi vida.

, más loco que nunca pasabas las noches jugando en el círculo y los días en las carreras, y yo, abandonada por el hombre á quien amaba, vivía entregada sin defensa á las inspiraciones violentas de mi carácter. En aquellos momentos peligrosos para conocí á Juana Baud. Quería hacerse cantante y me rogó que le ayudase á rectificar su mala pronunciación italiana.