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Actualizado: 22 de julio de 2025
Después se inclinó ante la señora de Freneuse y dijo: ¡Vamos, Marenval; ahora partamos. ¡Partamos! repitió Cipriano con energía. Y abrazando calurosamente á las dos mujeres, siguió á Tragomer.
M. Scott opuso alguna resistencia. Si yo no estoy aquí decía, y vengo sólo dos o tres meses del año a América, para vigilar nuestros intereses, las rentas disminuirán. ¡Qué importa! respondía Zuzie, somos ricos, demasiado ricos... Partamos, os ruego. ¡Estaremos tan contentas, seremos tan felices allá!
Bueno, ahora partamos dijo Marta, tomando a su hija de la mano . Huyamos de esta casa de odiosa memoria. Nuestra alegría necesita aire, alegría, libertad, seguridad... Pero la condesa, que hasta ese instante había estado sumida en la desesperación, oyó estas últimas palabras con un pánico extremo.
Explicación de la desigual duración de los días y de las noches.= Veamos ahora cómo se explican estas variaciones de duración de los días y de las noches y porqué dan origen al fenómeno de las estaciones de la Tierra. Partamos del equinoccio de marzo y sigamos al Sol en su carrera diurna por el hemisferio norte.
Hasta las relaciones amistosas de doña Luz con el médico, con el cura y con D. Acisclo, eran invariables: estaban siempre en el mismo ser, sin crecer ni menguar. Sólo en las relaciones con doña Manolita hubo variación, aumentando la intensidad en el afecto. Partamos, pues, del instante en que crece y llega a su colmo esta amistad entre doña Luz y doña Manolita. Era una mañana de mayo.
El tercer día, a pesar de mi resistencia, me exigió que montara uno de los caballos de su marido. Me acompañará usted me dijo; tengo necesidad de ir de prisa y de ponerme lejos. Corrió a vestirse; mandó ensillar un caballo que el señor De Nièvres había amaestrado para ella y como si tratara de hacerse raptar delante de sus criados, en pleno día, «partamos», dijo.
¡Pero eso es un crimen! ¡Yo le hablaré! ¡yo le haré oír el lenguaje de la religión y la moral! ¿Dónde se encuentra? En el hospital, sala de San Pablo, número 10. ¿Tenéis vuestro carruaje a la puerta? Sí. Pues partamos. ¡Ah, infame! ¡quiere morirse! ¿Ignora por ventura que todos los hombres son hermanos?
Señor Cornelio; partamos sin perder un minuto dijo el piloto . Dentro de cuarenta y ocho horas abrazaremos al Capitán, a Hans y al chino. ¡En marcha, Van-Horn! Me siento tan fuerte ahora, que andaría diez leguas sin detenerme. Recogieron los panes de sagú esparcidos entre la hierba, y se pusieron en marcha penetrando en la gran selva, que se extendía hacia el Oeste.
Durante algunos segundos, una seriedad sombría, y tal que llegó á imponer respeto á don Juan, apareció en su semblante. Luego volvió á sonreir. Pero entre aquella seriedad y aquella sonrisa había pasado una agonía completa. La hora de la partida se acerca dijo apoyándose dulcemente en el hombro de don Juan. Partamos dijo don Juan levantándose.
¡No es precisión leer hasta los avisos! Partamos por mitad, lo que es excesivo, y tenemos 30 páginas de lectura en sólo dos diarios... ¡eh!... agrégale otro tanto por la tarde. Yo leo lo que me interesa.
Palabra del Dia
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