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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Parecióle al cacique que este negocio no tendría éxito feliz, por ser los Manacicas en valor terribles y en número muchísimos, y sobremanera opuestos á los españoles, pues por la matanza reciente que éstos habían hecho, tenían jurado de vengarse, no dejando con vida á cualquiera que cayese en sus manos; que ir allá era lo mismo que ir á buscar por sí mismo la muerte, y que encontraría en el viaje tantos peligros cuantos serían las agudísimas puntas que ellos habían sembrado por todo el camino, como él mismo lo había experimentado el año antecedente, viéndose precisado á dar la vuelta por no quedar estropeado.
Pareciole un río de culpas y expiaciones, como los que forja la imaginación al pensar en los infiernos. Hubiérase dicho que dolorosos espectros pasaban en procesión, allí abajo, rozando las ondas con sus colgantes velos obscuros.
Parecióle tan mal a Sancho lo que últimamente su amo dijo acerca de no querer casarse, que, con grande enojo, alzando la voz, dijo: -Voto a mí, y juro a mí, que no tiene vuestra merced, señor don Quijote, cabal juicio.
Esteven marchaba derecho a su objeto, imperturbable; despertada su codicia con el manejo de intereses, cuya tercera parte le correspondía, parecióle poco esto y quiso apoderarse de todo: muchas noches pasó en vela, con la visión de aquella fortuna que tenía en sus manos, y que estaba obligado a repartir; tonto sería él si desperdiciaba la ocasión de enriquecerse, de realizar su sueño dorado, tan a poca costa.
Desconfiada, sin embargo, porque la idea de que su prodigio, su ídolo, fuera a caer en la cueva hedionda de los Vargas la horrorizaba, no quiso llevarla más a bailes, pero esta determinación, fácil de realizar dada la docilidad de la niña, parecióle muy poco, y día a día, ella y don Bernardino, renovaban sus catilinarias contra la odiada familia.
Aquella elocuencia logró efecto instantáneo sobre Ramiro. Ya no vacilaba. La sola evocación del infierno, en instante como aquél, le hizo pensar vivamente. Recordó las innumerables ofensas a Su Divina Majestad durante el amancebamiento con la infiel y pareciole que su compromiso era una enorme piedra que el Demonio acababa de atarle al cuello.
Parecióle a Velarde que hablaban entre sí, y medían el terreno, y le daban a él una pistola y otra al hombrecillo, y los ponían a los dos frente a frente.
Pareciole demasiado crudo el concepto a Verónica, a juzgar por la cara que puso, y dijo, con miedo de escuchar algo peor: De manera que, para complemento de la teoría, es también de necesidad algo de matrimonio. Indispensable, Nica. ¡Como que es... la patente de corso! ¡Jesús, qué chica ésta! exclamó Verónica, verdaderamente asombrada.
Referir lo orondo que se puso el señor Joaquín, fuera empresa superior a las fuerzas humanas. Pareciole que la personalidad prohómbrica del insigne jefe de partido, repentinamente y por arte de birlibirloque se confundiera con la suya; creyose metamorfoseado, idéntico con su ídolo, y no cupo en su pellejo, y borráronse los recelos que a veces sentía aún pensando en el cercano desposorio.
Estos raros fenómenos o alucinaciones en que Felicita se veía envuelta, a causa, tal vez, de la debilidad, se exageraron cuando entró, en el cuarto mortuorio. Parecióle que la descomposición y descuartizamiento de que era víctima el mundo se verificaban con mayor saña y absurdidad, como obedeciendo a un designio diabólico, en el cadáver de Anselmo Novillo.
Palabra del Dia
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