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Actualizado: 3 de junio de 2025
Y si yo siento dentro de mí una fuerza muy grande, pero muy grande, que me impulsa a la salvación de otra alma lo he de realizar, aunque se hunda el mundo». Lo que tú tienes afirmó doña Lupe queriendo sostener su papel , es la tontería que te rebosa por todo el cuerpo... y nada más. No me engatusarás con palabritas.
Lloraste por tu Pitusa de tu alma, y te llamabas miserable por haberla abandonado. Créelo, te pusiste que no había por dónde cogerte. Vaya, hija, pues ahora con la cabeza despejada, voy a decirte dos palabritas para que no me juzgues por peor de lo que soy. Se fueron de paseo por las Delicias abajo, y sentados en solitario banco, vueltos de cara al río, charlaron un rato.
Los vi internarse en él sin sentir celos, y fue para mí un placer indecible el guardar la puerta para que nadie los sorprendiera. Cuando reaparecieron, estaban silenciosos y fijaban en el suelo sus miradas serias y tristes. No, no se había declarado, bien lo vi a la primera ojeada, pero había hablado del porvenir e insinuado sin duda algunas palabritas de tímida esperanza.
Ó conmigo, paloma. ¡Por San Jorge! la vida es corta y lo mejor es hacerla alegre. ¡No vuelvan á ver mis ojos el puente de Chester si no le digo dos palabritas á esta buena moza! ¿Qué lleva el lagarto ese bajo el brazo? preguntó un tercero. Á ver, manojo de huesos. Venga el envoltorio.
Yo no quiero más respondió Leto , que lo que usted quiera... Al fin y al cabo, entre usted y yo, la razón no puede vacilar... Será porque me pertenezca replicó Nieves . De todos modos, muchas gracias por los poderes que me da, y óigame dos palabritas en respuesta a aquello de los puestos para tomar el aire y el sol.
A paso lento, gozando el placer del que ha terminado una tarea difícil, atravesó los salones dirigiendo sus ojos risueños a todas partes, dejando fluir de sus labios palabritas amables a los amigos con quien tropezaba. Aquel baile espléndido, quizá el más suntuoso que hubiese dado jamás un particular en España, era obra suya casi exclusivamente.
Irritóse mucho de que Currita no hubiese tirado por la ventana al jefe de orden público; juró que no saldría de allí aquel indecente sin oír antes de sus labios cuatro palabritas bien dichas, y alborotando y accionando, y sacando la lengua a los agentes de orden público que encontró al paso, fue a parar al comedor, porque eran ya las doce, estaba en ayunas, tenía hambre y se hacía imposible salir de allí hasta que terminara el registro.
Gloria me rechazó; pero yo, tomándole las manos, preguntele con acento conmovido: ¿Por qué me has hecho sufrir tanto? También yo he sufrido; calla. Y se dirigió a la puerta, llevándome a su lado. Isabel dio algunos pasos hacia nosotros y, sonriendo maliciosamente, nos dijo: Veo que la reconciliación ha sido completa. Luego abrazó a Gloria y le dijo al oído algunas palabritas.
En aquel rincón oscuro, sacudidos por el vaivén de los resortes y aturdidos por el estrépito de las ruedas al saltar sobre el pavimento, el cuchicheo se hizo cada vez más íntimo, más insinuante, animado a cada momento por risas ahogadas y palabritas dulces.
No importa, lo guardaré en el fondo del pecho y allí lo tendré sin comunicárselo a nadie, como un recuerdo precioso de usted. ¡Anda! ¡Cualquiera diría que es usted gallego! Con esas palabritas gitanas, más parece usted un gaditano. ¿El nombre? Nada, no quiero que se lo guarde usted en el pecho. Le va a producir catarros. Guasitas, ¿eh? Además, ¡quién sabe los que tendrá usted ya ahí almacenados!
Palabra del Dia
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