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Actualizado: 11 de mayo de 2025


, señor; y, en fin, cuando uno no sabe su relación se dice cualquier tontería, y el público se la ríe. ¡Es tan guapo el público! ¡si usted viera! Ya ¡ya! Vez hay que en una comedia en verso se añade un párrafo en prosa: pues ni se enfada, ni menos lo nota. Así es que no hay nada más común que añadir... ¡Ya se ve, que hacen muy bien!

¡Has hecho un párrafo que bien podría figurar en un tratado de psicofísica! le dijo Ricardo. Mejor estaría en el libro de tus memorias, cuando las escribas. ¿Tan cierto estás de mi conversión? Como que estoy viendo a Júpiter; fíjate qué maravilla dijo Melchor, señalando al astro. Realmente exclamó Lorenzo; qué bueno sería tener aquí un telescopio para observarlo y ver sus satélites. ¡Ah!

Un dato que el lector apreciará como mejor le parezca: conserva a su servicio la misma doncella que dormía en el cuarto contiguo a su tocador, en la casa de la calle de Alcalá, aquella noche que se menciona en el último párrafo de la primera parte de esta verídica historia.

Sigue a esto dijo a su padre Maravillas, interrumpiendo la lectura , un largo párrafo muy bonito y de gran efecto, de conjuros y de apóstrofes por el estilo de los que ha oído usted, que duran hasta la mitad de esta segunda columna, y digo enseguida... «¿Sabes por qué eres andrajosa, y fea y esclava vil y degradada, ¡oh, Villavieja infelice?

Toda esta parte del discurso la tenía preparada, párrafo por párrafo; una apología del catolicismo, de la fe religiosa unida íntimamente a la historia de España, con arranques líricos y estremecimientos de entusiasmo, como si predicase una nueva cruzada.

Cuando aquel párrafo se publicara, su nombre comenzaría a sonar tan recio como él deseaba; pero, una vez publicado, adquiría el compromiso de hablar, de hablar mucho, y de no hablar mal del todo. Así es que no pudo menos de decir al periodista: ¡Canario, canario!... Usted me favorece mucho; pero...

Instintivamente, su vista se posó en el siguiente párrafo de la sección telegráfica: Fiddletown, 7. Don Juan Galba, persona»muy conocida en este lugar, murió anoche de delirium tremens. Don Juan se entregaba a desarregladas costumbres, ocasionadas, según se dice, por disgustos de orden familiarLady Clara no se inmutó.

Es divertido con extremo el siguiente párrafo, pág. 54 vuelta: «El principio que tuvieron en Alemania las herejías, fué por estas tales comedias: comenzaron poco á poco á introducir representaciones de clérigos amancebados, religiosos disolutos, monjas libres y desenvueltas y casamientos de religiosos con religiosas.

Pero qué tos les ha entrado... No les gusta lo que digo ahora ... ni esto tampoco ... ánimo. Concluiré este párrafo con una cita... allá va... ¡Ah! tampoco ha hecho efecto..." Compréndase bien que estas frases que nadie oye y el discurso que oyen todos, guardan perfecto paralelismo.

Quería buscar dentro de fervor religioso, acendrada fe, que necesitaba para inspirarse y escribir un párrafo sonoro, rotundo, elocuente, con la fuerza de la convicción; pero la voluntad no obedecía y dejaba al pensamiento entretenerse con los recuerdos que le asediaban.

Palabra del Dia

ciencuenta

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