Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de junio de 2025


; orar por mi alma respondió Dorotea. Y juntó las manos, las cruzó y dobló la cabeza sobre el pecho. En aquel momento resonaron voces en la calle y luego el choque de espadas. Don Juan sintió un terror vago y se abalanzó á Dorotea y la levantó en sus brazos. La joven se abandonó en los brazos de don Juan y le sonrió de una manera embriagadora. ¡Oh! ¡no me olvidarás! exclamó.

El tío Traga-santos se subió á su ermita y se puso á orar al Santo, incurriendo en la tontería de no pedirle misericordia por lo malo del manifiesto, porque suponía que habiendo sido el Santo un sencillo y rústico labrador, no entendía de esas cosas.

28 Y aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro y a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. 29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. 30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;

María pudo entregarse de lleno a la vida de perfección, a la cual aspiraba con vehemencia. Las horas del día le parecían pocas para orar, lo mismo en la iglesia que en su casa, y para llorar sus pecados. Frecuentaba los sacramentos cada vez más, y asistía y tomaba parte con su presencia y dinero en todas las solemnidades religiosas que se celebraban en la villa.

Quiso orar: no tenía pensamiento; no era ya más que una pavesa, una masa de ceniza. El viento le desmoronaba: se sentía difundirse en el espacio ardiente, se quemaba ya quemado.

Dos estátuas de marmol modernas que representan dos mujeres hincadas de rodillas en acto de orar, de vara y media de alto, maltratadas, que memorias antiguas dicen que estaban en el convento de monjas de Madre de Dios. Dos estátuas pequeñas de medio cuerpo de la parte de afuera de dicha galería sobre sus arcos mirando al jardín.

Dorotea se estremeció de nuevo, retiró vivamente la pera y la mordió exclamando: No, no; esta es para , para sola. Y temerosa de que don Juan pudiera arrebatarla ni una pequeña parte de aquel confite mortal, le devoró. A seguida cayó de rodillas. ¿Qué haces, Dorotea? dijo don Juan. ¡Dejadme! ¡dejadme orar! exclamó la joven. ¡Orar! exclamó asombrado don Juan.

Volvió á orar con todo fervor, se encomendó á Dios de todo corazón y de nuevo quedó dormida. Al despertar penetraba ya la luz por la chimenea. De nuevo sintió una sed abrasadora y otra vez volvió á calmarla con el agua sucia que manaba de las paredes. Miró por el agujero y vió el puntito de cielo. Esta vista infundió en su pecho un ansia loca de vivir.

Varias veces durante la noche levantábase a orar; al amanecer, en los días más húmedos y fríos del año, salía de casa para ir a la iglesia, donde pasaba algunas horas de rodillas; ayunaba con un rigor que no había visto ni en su ascético maestro del seminario, abstinencias prolongadas, terribles, que parecían imposibles de resistir; gastaba cilicios en las piernas y los brazos, y se disciplinaba los viernes y en las vísperas de las fiestas señaladas.

Yo dijo la mujer perfecta, después de una pausa en que miró al cielo fijamente como quien lee alguna cosa, yo pasé mi niñez en la austera casa de mis tíos, recibiendo de personas devotas la más ejemplar educación. Desde que tuve uso de razón aprendí á orar; mis primeras palabras fueron el rezo.

Palabra del Dia

cabalgaría

Otros Mirando