Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de junio de 2025
Según y como se los trate se atrevió la novicia a replicar a Sagrario, mientras Leticia se sonreía maliciosamente.
No podía explicarse». Y suplicaba al Magistral que la entendiese. «Pues la noche anterior había pasado algo por el estilo, al ver a la pobre novicia, a Sor Inés, caer en brazos de don Juan... ya veía el Magistral qué situación tan poco religiosa... pues bien, ella de una en otra, al sentir lástima de aquella inocente enamorada... había llegado a pensar en Dios, a amar a Dios, a sentir a Dios muy cerca... ni más ni menos que el día en que regaló a un niño pobre un globo de colores. ¿Qué era aquello?
¡Soberbia idea! ¿Conque vamos a buscar a esa jovenzuela, mi futura esposa? ¡Qué preciosa ocurrencia! Verá ella si yo soy hombre que se deja burlar por niñerías de novicia. Nada, nada: mi esposa tiene que ser, quiera o no quiera. Pero oiga usted, ¿y si nos descubren los alguaciles y nos llevan presos?
Era muy guapa, y con el hábito blanco de novicia, la cabeza prisionera de la rígida toca, muy coloradas las mejillas, lucientes los ojos, los labios hechos fuego, las manos en postura hierática y la modestia y castidad más límpida en toda la figura, interesaba profundamente.
Es punto incontrovertible que para saldar sus cuentas con Refugio y quitarse de encima esta repugnante mosca, no tuvo que afanarse tanto como en ocasiones parecidas, descritas en este libro. Y es que tales ocasiones, lances, dramas mansos, o como quiera llamárseles, fueron los ensayos de aquella mudanza moral, y debieron de cogerla inexperta y como novicia.
Su vestido era el de las grandes solemnidades, el mismo de otras veces; pero ¡cosa singular! su toca estaba plegada en la frente con cierta presunción de monja novicia, presunción que no carecía de gracia.
» Eres una novicia todavía añadió mi madre al notarlo , aunque te juzgas y te juzgan los que no te conocen tanto como yo, llena de malicias y de experiencia. Yo soy vieja ya, y tengo de todo eso mucho más que tú para estas cosas del mundo.
Pero no se trataba de ella sola: se trataba de Luz, a quien indirecta, pero principalmente, iban enderezadas las invitaciones, y era muy justo no desairarlas, así por la buena intención de los invitantes, como por lo inofensivo de lo brindado. Podía la hermosa novicia hasta saturarse de ello sin temor de daño alguno. Lo peor era que Luz no lo apetecía mucho más que su madre.
El adolescente que por vez primera huella las aulas experimenta algo parecido a lo que sentía Amparo. Pudo tanto en ella este temor religioso, que apenas vio quién la recibía, ni quién la llevaba a su puesto en el taller. Casi temblaba al sentarse en la silla que le adjudicaron. En derredor suyo, las operarias alzaban la cabeza, ojos curiosos y benévolos se fijaban en la novicia.
La carta de don Juan escondida en el libro devoto, leída con voz temblorosa primero, con terror supersticioso después, por doña Inés, mientras Brígida acercaba su bujía al papel; la proximidad casi sobrenatural de Tenorio, el espanto que sus hechizos supuestos producen en la novicia que ya cree sentirlos, todo, todo lo que pasaba allí y lo que ella adivinaba, producía en Ana un efecto de magia poética, y le costaba trabajo contener las lágrimas que se le agolpaban a los ojos.
Palabra del Dia
Otros Mirando