Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de junio de 2025
El tercer acto fue una revelación de poesía apasionada para doña Ana. Al ver a doña Inés en su celda, sintió la Regenta escalofríos; la novicia se parecía a ella; Ana lo conoció al mismo tiempo que el público; hubo un murmullo de admiración y muchos espectadores se atrevieron a volver el rostro al palco de Vegallana con disimulo.
Los conventos cerraban las puertas a toda novicia procedente de «la calle». Las hijas de los chuetas se casaban en la Península con hombres notables o de gran fortuna, pero en la isla apenas encontraban quien aceptase su mano y sus riquezas.
Lo que he hecho yo es comprobar el caso sobre el terreno, como ha de comprobarle esta novicia, por torpe que sea de oído y de mirada, siempre que haga la observación con un poco de malicia. ¡Pues si llegas a tener ángel para los hombres, y dan éstos en acudir a tu lado!... De risco que sean tus carnes, han de sentir la mordedura de la más blanda de boca. Leticia soltó aquí la carcajada.
Quedaba una muy jóven y muy novicia, á la qual nunca habia tocado su magestad: arrimáronse á ella uno, dos y tres jorobados, ofrecréndole hasta veinte mil monedas; pero se mantuvo incorruptible, riéndose de la idea de los jorobados que creían que su dinero los hacia mas bonitos. Presentáronse los dos mas lindos pages, y les dixo que le parecia el rey mas lindo.
Por encima de la cabeza de los fieles apareció una gran bandeja de plata, la misma que pocas horas antes estaba en una de las celdas del convento, y en ella el hábito de novicia bernarda. El prelado lo bendijo. Dejáronse oír las notas agudas y gangosas del órgano y se puso en marcha la procesión. María delante y a su lado la madrina y Marta; detrás el obispo y en pos de él la clerecía.
Los ojos de la muchedumbre estaban fijos, clavados en el coro de las Bernardas, escrutando por entre sus rejas la portezuela del fondo. Al fin apareció. Venía igualmente escoltada por dos monjas. El traje de novicia la hacía un poco más vieja. Sin embargo, estaba hermosa, ¡muy hermosa!, porque lo era realmente aquella santa y extraordinaria criatura.
Era un hábito completo de novicia; la túnica de franela blanca, la toca de lienzo, los zapatos, el rosario, la cruz de bronce, etc. Las monjas contemplaba con afán cada uno de los objetos como si se tratase de algo que jamás hubiesen visto, emitiendo en voz baja muchas y diversas opiniones. ¡Ay! este rosario me parece que tiene las cuentas más gordas.
Aunque novicia, no he ido a ciegas ni he hecho ningún disparate. Y eso que me encantó desde que le vi la vez primera. ¡Qué distinguido! ¡Qué elegante! ¡Qué lindo muchacho! ¡Y qué respetuoso sin timidez ni encogimiento!
Llegado á los escalones que conducían al atrio saltó de su caballo, y apartando bruscamente á la sorprendida abadesa, dirigióse el doncel al punto donde se hallaba la novicia y extendiendo hacia ella sus brazos, exclamó con amoroso acento, en el que palpitaba profundísima emoción: ¡Constanza! ¡Roger!
Ya habían visto pasar á la venerable abadesa con su gran crucifijo de oro, seguida de las hermanas, del clero y los acólitos con los humeantes incensarios y de unas hermosas niñas que iban alfombrando de flores el suelo, al paso de la novicia. Seguíalas ésta entre cuatro compañeras suyas, cubierta de la cabeza á los pies por el blanco velo, y centro de todas las miradas.
Palabra del Dia
Otros Mirando