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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Y no se para tampoco á considerar que si Cuba llegase á ser República independiente, no había de suprimir al arzobispo, al obispo, á la clerecía, á los empleados todos, y hasta se había de quedar acéfala y sin presidente. Ya saldría á los cubanos bastante más caro que les sale ahora todo el aparato administrativo.

Por este medio fue presentada en la corte que iba siempre vagando de un lugar a otro y habitaba bajo hermosas tiendas en campamento vastísimo capaz de contener y que contenía más de veinte mil personas, desde el Abuna o Patriarca, la clerecía, las princesas de la sangre y los altos dignatarios, hasta los soldados y sirvientes.

E luego se juntaron de ambos cabildos, prevendados é regidores, é decretaron procesion general con la clerecía, é órden para el domingo siguiente, la cual se fizo mui solemne, é fué recibida la Inquisicion por el pueblo

Escapé del trueno y di en el relámpago, porque era el ciego para con este un Alexandre Magno, con ser la mesma avaricia, como he contado. No digo más, sino que toda la laceria del mundo estaba encerrada en éste. No si de su cosecha era, o lo había anejado con el hábito de clerecía. El tenía un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cual traía atada con un agujeta del paletoque.

Subiendo sobre ellos consiguieron dominar todo el ámbito del Zocodover, henchido de apretada y rumorosa muchedumbre. Hacia la parte del poniente, y bañado ahora por el sol de la mañana, se levantaba el inmenso y enlutado cadalso, que ocuparían en breve, según la costumbre, la Santa Inquisición, el Ayuntamiento, el Cabildo, la nobleza, los dignatarios y toda la clerecía.

Cobradores del tributo fueron nombrados el arzobispo, dean i cabildo para sustentar con lo que rindiese, el ornato i culto en la santa iglesia; pero es cosa indudable que los judíos llevaban mui pesadamente esta carga, puesto que por alargar los plazos de su pago, dieron ocasion á que alborotada la clerecía acudiese en queja al rei Alfonso XI en el año de 1327.

Basta solo este breve relato para comprender el esplendor con que se celebró esta procesión en los últimos años del siglo XVIII, realzado con la presencia de la que suponemos sería rica custodia, acompañada por numerosa clerecía y particulares, con sus cantores y músicas; sus nubes de incienso, sus cohetes y ruedas de fuegos artificiales, sus danzas y gigantones, sus ricos simpecados; en suma, con el júbilo y regocijo que inundaba las almas de miles de espectadores que afluirían á las calles de la carrera.

Pero Fernando el Católico no cumplió su promesa faltando á la palabra Real, i á lo que se debia como principe cristiano i como caballero. Una de las primeras diligencias de la clerecía fué querer que en los entendimientos de los moros entrase la verdad de la Fe Católica por medio de las predicaciones.

Escapé del trueno y di en el relámpago, porque era el ciego para con éste un Alejandro Magno, con ser la mesma avaricia, como he contado. No digo más sino que toda la laceria del mundo estaba encerrada en éste. No si de su cosecha era, o lo había anexado con el hábito de clerecía.

Por encima de la cabeza de los fieles apareció una gran bandeja de plata, la misma que pocas horas antes estaba en una de las celdas del convento, y en ella el hábito de novicia bernarda. El prelado lo bendijo. Dejáronse oír las notas agudas y gangosas del órgano y se puso en marcha la procesión. María delante y a su lado la madrina y Marta; detrás el obispo y en pos de él la clerecía.

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