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En fin, dígala usted que se levante de la cama, y que se tranquilice; que irá á su casa, que irá á Pisa, que su familia la perdonará, y que si hay virtud en su corazon, si hay vida en su conciencia, si hay calor en su alma, todavía puede ser feliz. Vaya usted volando; en la inteligencia de que si usted no la dice todo eso, ó si no se lo dice bien, Luisa se muere.

Había vivido, y a la sazón ya no existía, como vive y muere todo sobre la tierra. Las bellas palabras habían desaparecido en el desierto vacío, infinito, y nadie las conocía, nadie las recordaba, en ningún corazón habían dejado huella alguna. Era inútil llorar, implorar, suplicar de rodillas, amenazar, enfurecerse; con ello nada lograría.

Si las lágrimas que he derramado hubiesen caído todas en el corazón de ese infame Lobo, habríanle atravesado de parte a parte haciendo el efecto de un puñal. ¿Dónde está Inés? ¿Qué es de ella? ¿Vive o muere?

Gracias á que él es muy listo y capaz de todo. Clara ha estado con él, no diré que en relaciones, sino casi en relaciones. Ello es que Clara le amaba. Luego ha tenido remordimientos de amar á un hombre á escondidas de su madre, y sobre todo cuando su madre la destina para otro. Así es que ahora rechaza al pobre D. Carlos, y el infeliz zagal Mirtilo se muere de pena.

Se morirá de borracho contestaba Ripamilán. No señor, ¡se muere de hambre!... Se muere de aguardiente. ¡De hambre!... Y llegaba don Robustiano al corro y hablaba la ciencia: Yo no acuso a nadie, la ciencia no acusa a nadie; otra es su misión.

Aquello no fue más que una sospecha fugaz como el relámpago, que apenas nace muere: lo que me produjo más que odio, más que despecho, más que cólera, fue el conocimiento de las ventajas que por momentos ganaba el fatuo Mengis en el corazón de aquella que tan absoluta y súbitamente se había hecho dueña de mi voluntad y de mis sentimientos.

Pero si un sueño muere y la quimera amable nos olvida, cada cosa es un dardo que nos hiere, y lloran no qué miserere las cosas de la vida.

Un hecho horrendo, digo lastimoso, Aquì sucede: estaban dos hermanos; De hambre el uno muere, y el rabioso Que vivo est

No porque yo ignorase los preceptos, Gracias á Dios, que ya tirón gramático Pasé los libros que trataban desto Antes que hubiese visto al sol diez veces Discurrir desde el Aries á los Peces; Mas porque, en fin, hallé que las comedias Estaban en España en aquel tiempo, No como sus primeros inventores Pensaron que en el mundo se escribieran, Mas, como las trataron muchos bárbaros, Que enseñaron el vulgo á sus rudezas; Y así se introdujeron de tal modo, Que quien con arte ahora las escribe, Muere sin fama y galardón; que puede Entre los que carecen de su lumbre, Mas que razón y fuerza, la costumbre.

Doctor dije, si Marta se muere, perderé todo lo que poseo en este mundo y yo misma habré concluido. Pero, mientras pueda serle útil, no flaquearé: necesito una certidumbre. Una certidumbre, querida niña repuso él apoderándose de mis manos, no la habrá hasta la curación o hasta el momento fatal.