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Actualizado: 27 de octubre de 2025


Viéndose interpelado de este modo brusco, se turbó como si temiera que el casco de su cerebro fuese trasparente y leyesen dentro. No tiene nada de particular... Me siento bastante molesto de las muelas respondió, apelando a un inocentísimo recurso. Mala enfermedá e, compañero dijo Valero. Y todos le compadecieron y se informaron con interés de las particularidades de la dolencia.

Observo una cosa, querido D. José dijo Santa Cruz. ¿Qué? Que no masca usted lo que come. ¡Oh!, ¿le interesa a usted que masque? No, a no. Es que no tengo muelas... Como como los pavos. Naturalmente... así me sienta mejor. ¿Y no bebe usted?

«Siéntese, Sr. D. José, y no se excite tanto. Hay que llevar estas cosas con paciencia». ¡Con paciencia, con paciencia! exclamó Ido, que en su estado eléctrico repetía siempre la última frase que se le decía, como si la mascase, a pesar de no tener muelas. , hombre; estos tragos no hay más remedio que irlos pasando. Amargan un poco; pero al fin el hombre, como dijo el otro, se va jaciendo.

Estira más esa estampa, que no te veo bien. Alarga el jocico pa que te tome el molde de él. ¡Carambita! ¿Usté no sabe que cuando me pica un mosquito le desmondongo al momento? ¡Sonsoniche! ¿Usté no sabe que cuando le pego un pezco a un hombre tiene que pedir prestaos dientes y muelas para comer?

Yo soy el que me río.... Ja, ja, ja.... Filósofo lo puede ser el último gato. Todos los filósofos son unos farsantes, charlatanes de feria. ¿Para qué sirve la filosofía? Ya lo dijo Saquespeare pronunciado así : «la filosofía no sirve ni para curar un dolor de muelas». Hombre, hombre... objetó el señor Novillo . El arte dramático tampoco sirve para curar dolores de muelas.

Tomó sus buchadas de elixir, desaparecióle por completo el dolor de muelas y púsose a limpiar la dentadura, frotándola con un cepillo de mango atornillado de plata, que producía al chocar contra el cristal o el mármol del lavabo sonidos metálicos.

En el interior de la casa ¡cuán extraño nos parecía todo, desde el asno filósofo doblándose bajo el peso de los sacos que descargaban cerca de las muelas, hasta el molinero mismo con su larga blusa siempre blanca por la harina! En toda la casa ni un sólo objeto dejaba de agitarse convulsivamente ó vibrar por la trepidación de la invisible cascada que rugía bajo nuestros pies.

¡Cuitada de ! -replicó el ama-; ¿la oración de Santa Apolonia dice vuestra merced que rece?: eso fuera si mi amo lo hubiera de las muelas, pero no lo ha sino de los cascos. -Yo lo que digo, señora ama: váyase y no se ponga a disputar conmigo, pues sabe que soy bachiller por Salamanca, que no hay más que bachillear -respondió Carrasco.

Después que le sirvieron el café, agachó la cabeza, y en el círculo que formaban las cuatro o cinco cabezas de sus amigos que se alargaron para oírle, hizo la confidencia: «Se lo digo a ustedes en gran reserva». ¿Pero qué es? ¡Misterios!... Sagasta está disgustado. Me lo ha dicho su secretario particular. ¡Ah!, yo también lo indicó Relimpio . Es cierto... como que tiene dolor de muelas.

Cuando lo vi rendido y a treinta con rey, quitéme una liga y púsele una lazada floja en la garganta del pie, atando el cabo con el de la silla, y levantados los manteles, cuando se quiso ir a su posada, no tan presto se alzó del asiento como estaba en el suelo, hechas las muelas y los dientes, y aun deshechas las narices; de manera que, vuelto en otro día y viendo su mal recaudo, de corrido no volvió más a casa.

Palabra del Dia

neguéis

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