Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de junio de 2025


A él le ocurría lo mismo, y como basaba en ese defecto su insignificancia y pobreza de mollera, atribuía a idéntica causa todas las miserias y envilecimientos que existen en el mundo.

Señores afirmó Calleja, repito que todos esos son unos muñecos al lado de Romero Alpuente. ¡Cómo puso á los frailes hace dos noches! ¿A que no saben ustedes lo que les dijo? ¿A que no saben...? Ni al mismo demonio se le ocurre.... Pues los llamó.... ¡sepulcros blanqueados!... Miren qué mollera de hombre.... No se empeñe usted, Calleja refunfuñó el ex covachuelista con alguna impertinencia.

Pero llegó la ocasión aquélla antes descrita, el coloquio con la tía Roma y con D. José, el grito de Valentín, y he aquí que al judío le da como una corazonada, se le enciende en la mollera fuego de inspiración, trinca el sombrero y se va derecho en busca de su desdichado cliente.

No era su afán pintar a los enemigos como criminales encenagados en el error, que es delito, sino como duros de mollera. La vanidad del predicador comunicaba luego con la de sus oyentes y se hacía una sola; nacía el entusiasmo cordial, magnético de dos vanidades conformes.

Y supón que la traigo, supón que se queda viudo. ¡Bah! ¿Crees que se va a casar contigo? , para ti estaba. ¡Pues no se casaría si te hubieras conservado honrada, cuanti más, sosona, habiéndote echado tan a perder! Si es lo que Yo digo: parece que estáis locas rematadas, y que el vicio os ha secado la mollera. Me pedís unos disparates que no cómo los oigo.

Ya para entonces nuestro diputado había conseguido vencer el estupor en que vivió los primeros días, efecto de la alta idea que se había formado del mérito de cuantos le rodeaban en el salón; idea que le acoquinaba hasta el punto de no atreverse a mirar a nadie a la cara, por si le aludían y le obligaban a tomar la palabra de repente, lo cual le hubiera hecho el efecto de un rayo sobre la mollera.

«¿Qué habrá pasado aquí? ¿De qué talante encontraré a ese Facundo, tan estrecho, el infeliz, de molleraAngustias, al huir, no atreviéndose a dejar cuenta de a Xuantipa, por temor, ni a Belarmino, por amor, había usado de subterfugio y largo rodeo, adoctrinada por Felicita.

Y dispense V. E. Como todos los vacíos de mollera, era hablador, y hablador insulso; tomaba la palabra y era un escupir sandeces por aquella boca... El amigo del doctor Eneene tenía que aguantarle su charla y reírle sus gracias, sobre todo, cuando venía el cuento al caso, postre indispensable de su conversación, tan indigesto, que no había quien lo probara dos veces, sin sentirse malo de veras; don Bernardino pasaba por este amigo abnegado: era él bastante fino para apreciar debidamente la estulticia de S. E.; pero, tan calculista como fino, conocido el lado flaco, le adulaba, dejándole hablar, fingiendo escucharle con gusto y riendo a carcajada tendida el cuentecito de cajón.

Esta noche vendrá Jorge Bessieres, el gran republicano francés dijo Juan Pinilla, comunero y republicano. Era Pinilla un hombre de gran talla, casi tan corpulento como el barbero Calleja, pero de más claridad en la mollera.

En medio de su contrariedad, la duquesa experimentaba una sensación aplaciente y alegre. «Esta visita iba pensando al bajar las escaleras del palacio episcopal me ha servido para apreciar mejor a Facundo. Es un hombre de voluntad y obra conforme a su conciencia. Lástima que tenga tan poca sal en la mollera.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando