United States or Saint Vincent and the Grenadines ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y dispense V. E. Como todos los vacíos de mollera, era hablador, y hablador insulso; tomaba la palabra y era un escupir sandeces por aquella boca... El amigo del doctor Eneene tenía que aguantarle su charla y reírle sus gracias, sobre todo, cuando venía el cuento al caso, postre indispensable de su conversación, tan indigesto, que no había quien lo probara dos veces, sin sentirse malo de veras; don Bernardino pasaba por este amigo abnegado: era él bastante fino para apreciar debidamente la estulticia de S. E.; pero, tan calculista como fino, conocido el lado flaco, le adulaba, dejándole hablar, fingiendo escucharle con gusto y riendo a carcajada tendida el cuentecito de cajón.

Ben Zayb se horrorizó y despues de tocarla con su baston, y mirar hácia la direccion de las puertas, continuó su camino, pensando componer sobre el hecho un cuentecito sentimental.

Aquí vendrían bien dos líneas de puntos suspensivos, ó el obligado cuentecito de duendes y aparecidos; pero como no se me apareció nadie, ni soñé que me cogía un toro, ó cosa que lo valga, renuncio á los puntitos y á soporíferas relaciones, limitándome á decir que con la luz del alba de un nuevo día volví á la vida real, entrando en el concurso social, como diría un aprendiz á objetivo subjetivo, habiendo previamente cubierto mis calzoncillos con telas menos ligeras.

Un día, en un salón de Nueva York, una dama argentina, que tiene un sitio elevado y merecido en la jerarquía intelectual de nuestro país, recibía una numerosa sociedad sudamericana. Rafael Pombo estaba allí. ¿Qué hacía en los Estados Unidos? Había ido como cónsul, creo; un cambio de política lo dejó sin el empleo, que era su único recurso, y como no quería volver a Colombia, donde imperaban ideas diametralmente opuestas a las suyas, tuvo que ingeniarse para encontrar medios de vivir. ¡Vivir, un poeta, en Nueva York! ¡Me figuro a Carlos Guido en Manchester! Pombo, como Guido, nunca ha tenido la noción del negocio, y tengo para , que allá en el fondo de su espíritu, ha de haber una sólida admiración por esos personajes opacos que logran, tras un mostrador, labrarse, con la fortuna, la deseada independencia de la vida. ¿Qué hacer? Hombre de pluma, vivió de la pluma. No creáis que como periodista o corresponsal. Con más suerte que Pérez Bonalde, el admirable poeta venezolano, el único que ha vertido a Heine dignamente al español y que hoy redacta con toda tranquilidad en Nueva York los avisos de la casa Lamman y Kemp en siete idiomas, Pombo se puso al habla con los editores Appleton & Co., que entonces publicaban esos cuadernos ilustrados, con cuentos morales, que todos hemos visto en manos de los niños de la América entera. Antes de ir a Bogotá, no sabía yo por cierto que aquel gracioso e ingenuo cuentecito: