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Actualizado: 14 de septiembre de 2025


La noche de la muerte de Jaime Bolen ocurrió un caso curioso, y fué que, cuando las sombras envolvieron el Prado de San Sebastián, acudieron á él tres hombres, y misteriosamente subieron al Quemadero y recogieron las cenizas de las víctimas, que depositaron con el mayor respeto en una caja que á prevención traían, retirándose muy luego con igual cautela.

Los que habitaban hoteles lujosos iban á instalarse en «villas» y chalets de los alrededores; los pobres, cansados del rancho del matadero, se enganchaban para trabajar en obras públicas del interior. Aún quedaban muchos en Barcelona, reuniéndose en determinadas cervecerías para leer los periódicos de su patria y hablar misteriosamente de los trabajos de la guerra.

¡Oh! ¿Y cómo sabe usted que he vivido en Italia? Pero con el fin de extraviarlo y confundirlo, me sonreí misteriosamente y respondí: El hombre que posee el secreto de Burton Blair también conoce ciertos secretos concernientes a sus amigos. Luego añadí intencionadamente: El Ceco es bien conocido en Florencia y en Lucca.

Cada cinco minutos alguien tomaba bruscamente la palabra y hablaba como quien cumple una faena obligatoria. Los demás asentían con la cabeza misteriosamente, pero bien veía yo que los que escuchaban no sabían lo que oían, lo mismo que el que hablaba no sabía lo que decía. Marta no se había presentado.

Allí estaba Villamelón, repantigado en una butaca, hablando misteriosamente con el ministro de la Gobernación. Lanzóse el niño a su padre, y echándole los brazos al cuello, le dio dos besos. ¡Hola, caballerito! exclamó Villamelón . ¿Ya de vuelta?... ¡Me alegro!...

Se me antoja que todos conocen la burla de que soy víctima, mi paciencia, mi amor mal pagado, y que van a reír al verme o van a escupirme a la cara. »Anoche llegó mi ridiculez a último extremo. »Ya no cabe la menor duda. Yo andaba en torno de mi casa, y cerca de las cuatro de la mañana vi que salía un hombre... misteriosamente... de allí. Tengo ojos de lince... le vi... era él.

Lo que el notario iba dejando en las habitaciones del primer piso aparecía misteriosamente en el desván, como si le hubiesen salido patas. Doña Cristina y sus sirvientas, obligadas á vivir en continua pelea con el polvo y las telarañas de un edificio que se desmenuzaba poco á poco, sentían un odio feroz contra todo lo viejo.

La primera vez que me alegro de separarme de ti, Velázquez repuso éste estrechándole la mano. Acometidos de un vértigo, todos hablaban y nadie se entendía. Mas aquí que el prudente Frasquito se acerca á Velázquez y le dice misteriosamente: Oye, chico, pero ¿vas á perder el dinero del pasaje?

Fué entonces cuando, del otro lado de la mesa, una voz insinuante y cristalina, me dijo misteriosamente: Vamos, Teodoro, amigo mío, fuerte, extiende la mano y toca la campanilla. La pantalla verde de la vela esparcía una penumbra en derredor. Me levanté temblando.

Pero ante todo debemos ser justos. ¿Podré decir que no hay en Francia gratos lugares y paisajes pintorescos? No; eso seria ó maledicencia ó sandez. Recuerdo que hace algunos años fuí de Montpeller á Marsella, y la Provenza me encantó con sus pequeñas casas, escondidas misteriosamente entre cipreses y palmeras.

Palabra del Dia

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