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Actualizado: 10 de julio de 2025


Estoy llena de zozobra. ¿Qué sucede, Dios mío? ¿Qué sucede? Hablando así, entraron ambos en el salón. El ama Teresa fué tras ellos. Déjanos, Teresa. Luego vendrás. Tengo que hablar con Beatriz dijo Paco. Este misterio pareció aumentar el sobresalto de la linda muchacha. El ama Teresa salió de la sala regañando. Ya solos Paco y Beatriz, dijo ésta: ¿Qué misterios son los tuyos? ¿Qué me vas a decir?

Las produce la Luna, y algo también el Sol, por la atracción que ejercen sobre las aguas. No entiendo ese fenómeno, tío. Esto de bajar y subir cada seis horas el nivel del mar es para un misterio. Lo creo, pues durante muchos siglos no se supo explicar ese hecho.

El aya tardaba más de lo que había dicho; pero Elena no parecía reparar en ello. Quizá pensaba en las huellas de las lágrimas sorprendidas en los ojos de Marta; quizá se preguntaba cuál podía ser la causa del misterio que la rodeaba. Quizá también una imagen querida se alzaba ante sus ojos; porque a veces una sonrisa se dibujaba en sus labios.

25 Y al que puede confirmaros según mi Evangelio y la predicación de Jesús, el Cristo, según la revelación del misterio encubierto desde tiempos eternos, Amén. 4 Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en el Cristo Jesús; 5 que en todas las cosas sois enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia;

Misterio en el misterio; pero éste debía permanecer impenetrable, puesto que el sello de la muerte había cerrado ya los labios de los dos autores del drama.

Podía conocer las últimas horas de su existencia, envueltas en un misterio de desprecio; podía violentar la voluntad de sus jueces, que la habían condenado á perder la vida y á perecer después de muerta en la memoria de todos.

18 para demandar misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, y que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia. 19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en visión de noche; por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo. 20 Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo; porque suya es la sabiduría y la fortaleza.

Aún vivía en la torre del Pirata; aún estaba en medio de lobregueces, de una soledad poblada por los rumores de la Naturaleza, en el interior de un cubo de piedra cuyas paredes parecían sudar lóbrego misterio. Algo había sonado fuera de la torre: un grito, un aullido, distinto del de la otra noche, más sofocado, más lejano.

Rocchio, que le tenía bajo su mano, no pensó en soltarle; deseaba averiguar muchas cosas, descifrar la charada de don Raimundo. Lo primero que hizo fué preguntarle por el negocio magno concertado entre ambos. Y entonces Esteven habló muy bajo, con misterio, como si tratara de un crimen y temiera verse descubierto. Mal, mi amigo; ¡buenos están los tiempos!

La audacia y la despreocupación de un hombre son más fuertes que la historia. Pero cómo se desvanece todo... Aquello que ayer aún valía, hoy no vale nada y su encanto desaparece como el humo, como la nave, como la sombra... El hermoso misterio se disipó... La realidad todo lo mata... ¡Ay!

Palabra del Dia

malignas

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