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Actualizado: 26 de junio de 2025


El laberinto de albercas ó diques penetra al corazon de la ciudad por en médio de vastos muelles planos y altísimos edificios, y de este modo se produce el extraño fenómeno de una ciudad flotante compuesta de navíos de todos tamaños metida literalmente en el seno de la ciudad de piedra y ladrillo que se llama Lóndres.

Pareció reflexionar, replegarse, achicándose dentro de las ropas, como un caracol medroso que se refugia en su cáscara. ¡Ay, Señor! gemía . ¡Qué cosas pasan en el mundo! ¡Qué miserias! Una, metida aquí, no sabe nada... ¡Y qué vamos a hacer, Isidrín! ¡qué vamos a hacer!...

Eso no basta. Necesitamos acabar el piso principal, y... Eso... eso... interrumpió Guillermina . Pero no te dará ni una mota. ¿Sabes? Se va a hacer mormón, y necesita el dinero para tantísimas mujeres como tendrá que mantener. Poco a poco, señoras mías observó el rico avariento, echándose sobre el respaldo del sillón . La cosa varía de aspecto. ¡Jacinta metida a santa fundadora! ¡Qué compromiso!

En vez de lamentar su desgracia, la consideraba lógica. ¡Una mujer metida á ganar dinero!... Las mujeres sólo pueden conseguirlo de manos del hombre, y es inútil que lo busquen por mismas, ni aun apelando al juego. El juego también es empresa de hombres.

Paece que tengo toa la mar metida en ellos; y á más á más, se me ha saltao el botón de la cintura. ¡Arríelos, puño! ¡Tiña, que no puedo! ¿Por qué? Porque esta mañana se me rompió la cinta del escapulario, y le guardé en la faldriquera. ¿Y qué? Que si arrío los calzones, se va á pique con ellos la Virgen del Carmen . ¿Y qué que se vaya, hombre, si no es más que la estampa de ella?

Hacía muy poco que habían dado las tres y media, cuando ella, metida entre sábanas, oyó abrir la puerta de calle, con cautela de malhechor, y pasos apagados en el patio: era el niño que entraba. ¡A las tres y treinta y cinco de la mañana! Si todos hacen lo mismo, señora se atrevió a decir Agapo.

Luciano paseaba en silencio desde el dormitorio a la estancia contigua, y con la mano derecha metida en el bolsillo del chaleco, acariciaba nerviosamente un pequeño frasco de cristal.

En esta plaza de agua metida entre casas habían anclado sus pobres naves los primeros fenicios, viéndose sucedidos por los emigrantes de Focea en Asia Menor, marineros griegos que huían de la invasión de los persas. Las colinas calcáreas y desnudas inmediatas al puerto se cubrían de viviendas, y así nació Marsalia, que había de ser siglos adelante la señora del Mediterráneo.

Al fin han procurado convenirse En que salgan los viejos y mugeres, Y frailes y muchachos del poblado, Y que á la mira quede allí el soldado. La mísera hacienda recogida A prieta, de tropel y sin concierto. En carros y carretas fué metida, Que huir, todos dicen, es lo cierto.

Para la de Fandiño la religión era esto, apretarse, estrujarse sin distinción de clases ni sexos en las grandes solemnidades con que la Iglesia conmemora acontecimientos importantes de que ella, Obdulia, tenía muy confusa idea. Visitación estaba también allí, más cerca de la capilla, con la cabeza metida entre las rejas.

Palabra del Dia

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