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Conformes. Pues bien: el Gobierno tiene ya su plan formado, su resolución hecha. Adelante. Y como usted es uno de sus mejores amigos, mis colegas y yo deseamos enterarle, antes que al público, de ciertos pormenores, a fin de que, como hombre de negocios, se prepare... y... ya usted me entiende. ¡Tantísimas gracias! Pero esos pormenores.... Voy allá.

El haber dejado de ser capital, despues de la muerte de Marasa, para ceder este rango á Trinidad, tantísimas dilapidaciones, y sobre lodo, el cambio de local, han reducido á esta mision á la mas lastimosa miseria, siendo indudablemente hoy en dia la mas pobre de todas.

Eso no basta. Necesitamos acabar el piso principal, y... Eso... eso... interrumpió Guillermina . Pero no te dará ni una mota. ¿Sabes? Se va a hacer mormón, y necesita el dinero para tantísimas mujeres como tendrá que mantener. Poco a poco, señoras mías observó el rico avariento, echándose sobre el respaldo del sillón . La cosa varía de aspecto. ¡Jacinta metida a santa fundadora! ¡Qué compromiso!

El foco de la insalubridad de Tayabas, está precisamente en su misma riqueza; sus productivos regadíos, llamados tubiganes, alientan el virus palúdico que emponzoña la atmósfera, originando las tan conocidas y temidas calenturas que tantísimas víctimas hacen, sobre todo de Julio á Octubre, meses en los que la tierra descansa y hace pudrir con la ayuda del agua estancada, las raíces y demás hierbas que deja tras la siega del palay.

Yo te enseñaré a ser práctica, y cuando pruebes el ser práctica, te ha de parecer mentira que hayas hecho en tu vida tantísimas tonterías contrarias a la ley de la realidad». Fortunata, preciso es decirlo, no estaba contenta, ni aun medianamente.

Resumiendo: el templo de que tratamos sólo es grandioso por el grandor material de su tamaño y por los tesoros que representan tantísimas disformes piedras como se ven empleadas en su estupenda escalinata, en una portada inmensa, en dos recias y vistosas torres, en una ingente cúpula coronada por altísimo cimborio, y en infinidad de estatuas, agujas, escudos, bolas, molduras, balcones y ventanas; que de todo hay en aquella fachada, y todo gigantesco, descompasado, descomunal.....

Sólo he de afirmar ahora que el Peor no merecía tal joya, ¡que había de merecerla! y que si fuese hombre capaz de alabar á Dios por los bienes con que le agraciaba, motivos tenía el muy tuno para estarse, como Moisés, tantísimas horas con los brazos levantados al cielo. No los levantaba, porque sabía que del cielo no había de caerle ninguna breva de las que á él le gustaban.

Tirando de aquí y de allá, podían pasar aquel día; pero ¿y el siguiente? Yo no tenía ya ni dinero ni quien me lo diera. Debía no cuántas fanegas de judías, doce docenas de alpargatas, tantísimas arrobas de aceite; no me quedaba que empeñar o que vender más que el rosario. Los primos, que me sacaban de tantos apuros, ya habían hecho los imposibles... Me daba vergüenza de volver a pedirles.

Mi deseo es admirarlas en la planta. Dicen que hay tantísimas clases de rosas: yo quiero verlas, Ponte; yo quiero aspirar su aroma. Se dan grandes y chicas, encarnadas y blancas, de muchas variedades.