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Actualizado: 26 de junio de 2025
Carlos se rió al recordar aquel tiempo ya lejano, y durante toda la comida se complació en recordar los hechos de su primera infancia con una animación un poco fingida en la que se descubría un poco de melancolía. Cuando por la noche acababa de meterse en la cama, llamaron suavemente a su puerta. Era la tía Liette con su candelero en la mano...
En Villalegre se gastaban corsés, y hasta era Juana la Larga quien mejor los hacía; pero la indómita Juanita nunca quiso meterse en semejante apretura ni llevar aquel cilicio que para nada necesitaba ella y que entendía que hubiera desfigurado su cuerpo.
En cuanto á sus versos, ya sabe mi opinión: muy flojos; casi diría que son malos. Fué á meterse en la caja portátil, pero todavía retrocedió para comunicar á su inferior el gran descubrimiento que acababa de hacer. Una cólera sorda y fría había registrado su memoria más profundamente que la vanidad halagada. -Ya sé á quién se parece su gigante: acabo de descubrirlo.
Como el pobre D. León Pintado tenía que vivir de aquello, lo oía seriamente, y hacía que tomaba muy en consideración aquellos pecados tan superfirolíticos que no había cristiano que los comprendiera... Y la monja se ponía muy compungida, diciendo que no lo volvería a hacer; y él, que era muy tuno, decía que sí, que era preciso tener cuidado para otra vez, y que patatín y que patatán... Tal era Sor Facunda, dama ilustre de la más alta aristocracia, que dejó riquezas y posición por meterse en aquella vida, mujer pequeñita, no bien parecida, afable y cariñosa, muy aficionada a hacerse querer de las jóvenes.
¿Sabe usted respondí señor clerigón-entrometido, que si no se me quita de delante ahora mismo, le enseñaré a ser comedido y a no meterse en camisa de once varas? Comprendido, comprendido repuso poniéndose como de almagre su abominable rostro, y echándome de lleno su insolente mirada . Sigan los pimpollitos su camino. Adiós...
El gigante la dejó por unos momentos sentada al borde del arroyo, para meterse otra vez entre los árboles. Quiero llevarme un recuerdo de esta visita dijo á Flimnap. Y el profesor vió cómo cogía con ambas manos un árbol que le llegaba á la cintura, empezando á moverle á un lado y á otro, cual si pretendiese arrancarlo del suelo. Una nube de hojas envolvió al gigante.
Para meterse en la hamaca sin que al mismo tiempo entren estos enemigos, es menester levantar la sábana del suelo, solamente lo preciso para meter arrastrando el cuerpo, sin dejar algun hueco por donde puedan entrar, porque si entran no dejan de inquietar toda la noche.
Cuando era una marina, el agua se transparentaba, parecía que «podía meterse la mano en ella»; si se trataba de un paisaje de montaña, «apetecía triscar por las praderas, se sentía casi el olor del heno»; las figuras «estaban todas hablando, no les faltaba más que moverse». En fin, el señor de Anguita creía que su galería podía competir con las mejores de Madrid.
El señor Tanco sonreía y me recordaba que en su juventud salir a la costa era una cuestión mucho más grave que hoy. En vez del vapor que íbamos a encontrar en Honda, había que meterse bajo el toldo de paja de un champan, toldo de media vara de alto, que sólo permitía la posición horizontal.
Tellagorri le curtía a Martín, le hacía andar, correr, subirse a los árboles, meterse en los agujeros como un hurón, le educaba a su manera, por el sistema pedagógico de los Tellagorris que se parecía bastante al salvajismo.
Palabra del Dia
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