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Actualizado: 12 de junio de 2025


Aquella huída fue tan rápida como una visión; en el momento que Kasper apuntaba por segunda vez, la cola del último caballo desaparecía entre los matorrales. El caballo del cosaco muerto permanecía solo, junto al agua, porque una rara circunstancia le impedía moverse; su dueño, con la cabeza hundida en el légamo, tenía el pie metido en el estribo.

Siguiendo con la vista el curso del agua se veía á veces en su superficie el reflejo de la luz del sol, pero pronto se perdía en medio del laberinto de árboles y matorrales que crecían á lo largo de sus orillas: aquí y allí tropezaba con alguna gran roca cubierta de liquen.

Unos bultos humanos, negros y agachados en los matorrales, le hicieron llevar la diestra a la culata de la escopeta para descolgarla del hombro. Eran carboneros que apilaban leña. Al pasar Febrer junto a ellos le miraron con ojos fijos, en los que creyó notar algo extraordinario, mezcla de asombro y curiosidad. ¡Bonas tardes tenguin!

Gillespie encontraba cada vez más interesante este desfile aéreo; pero de pronto, como si obedeciesen á una orden, todos los fulgores se extinguieron á un tiempo. En vano aguardó pacientemente. Parecía que los insectos luminosos se hubiesen enterado de su presencia al tocar con algunos de sus rayos la cabeza que surgía curiosa sobre los matorrales.

Armados de un sable corvo que llevaban sostenido entre los dientes, iban trepando por las laderas del cráneo, agarrándose á los haces de cabellos como si fuesen los matorrales de una montaña. Luego, apoyándose solamente en una mano y blandiendo la cimitarra con la otra, daban golpes á diestro y siniestro en la espesa vegetación.

El frio de noche les molestaba mucho; y aunque con los escasos matorrales que hallaban, tenian fuego toda la noche, como no llevaban mantas, ni con que cubrirse, por un lado se calentaban y por otro se helaban sin poder dormir.

El angelón fijó sus pupilas límpidas en los fascinadores ojuelos de víbora de su abuelo; y, sin esperar más instrucciones, abriendo mucho la boca, salió a galope hacia donde por instinto juzgaba él que el señorito debía encontrarse. Volaba, con los puños apretados, haciendo saltar guijarros y tierra al golpe de sus piececillos encallecidos por la planta. Cruzaba por cima de los tojos sin sentir las espinas, hollando las flores del rosado brezo, salvando matorrales casi tan altos como su persona, espantando la liebre oculta detrás de un madroñero o la pega posada en las ramas bajas del pino. De repente oyó el andar de una persona y vio al señorito salir de entre el robledal.... Loco de júbilo se acercó a darle su recado, del cual esperaba albricias.

Sus ojos pudieron ver entonces por encima de los matorrales varios puntos de luz que se movían con una evolución rítmica, cambiando la intensidad y el color de sus resplandores. Indudablemente son luciérnagas murmuró ; luciérnagas de este país, distintas á todas las que conozco.

Sentáronse; y para preguntar quién era yo, no hablaron palabra, sino el uno miró a Matorrales, y abriendo la boca y empujando hacia el labio de abajo, me señaló; a lo cual mi maestro de novicios satisfizo empuñando la barba y mirando hacia abajo; y con esto, con mucha alegría se levantaron todos, y me abrazaron e hicieron muchas fiestas, y yo de la propia manera a ellos, que fué lo mesmo que si catara cuatro diferentes vinos.

El 15, despues de haber caminado por aquella tierra pelada cosa de legua y media al S, llegaron á tierra de pasto, y luego á un pequeño arroyo, de donde se veian altos cerros de arena, que era la orilla del mar: habia cerca de ellos arenales, mucho pasto y mucha leña de los matorrales que llaman Margarita. Pararon tres dias para descansar las cabalgaduras.

Palabra del Dia

rigoleto

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