Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de junio de 2025


Dejando este lugar que marca la mitad del camino, se cruza el Curichi de San-Miguel, bañado espacioso, y despues de haber andado dos leguas se presenta el rio Ivari que en todo tiempo es menester pasarlo en canoas: otras dos leguas mas adelante está la estancia de San-Antonio y el arroyo del mismo nombre, en medio de unos matorrales, donde tambien se crian hermosos pastos.

Por entre espesos matorrales, lo conduje a la base de la pendiente escarpada, al pie de la cual reposaba el agua profunda semejante a un espejo obscuro. Allí, los árboles de anchas hojas y toda clase de plantas trepadoras formaban, al engancharse a una salida de la roca, una cuna natural, donde había sombra aun en pleno mediodía. Allí fue donde le hice entrar. ¡Mil truenos!

Y la verdad es que el pobre hombre estaba tan engolfado con todos sus atavíos de caza, tan distraído contemplándose de arriba abajo, que cuando se echó al hombro la escopeta nos encontrábamos ya fuera de su alcance. ¡Ah! ¡Si cuando los cazadores creen estar solos en un rincón de un bosque, supieran cuántos ojuelos fijos les miran desde los matorrales, cuántos piquitos puntiagudos contienen la risa al ver su torpeza!...

Ve el mar que es siempre lo mismo, las montañas eternamente iguales, la casa que construyeron sus abuelos y que ya era vieja cuando él nació, los olivos, los peñascos... ¡pero esa ciudad que ha surgido, siendo ya él hombre, de una meseta cubierta de matorrales, horadada de cuevas, y que cada año se agranda con nuevos hoteles, con nuevas calles, con más cúpulas y torrecillas!...

Los gritos y palmadas de los otros rusos acompañaban estas agilidades de loca danza gimnástica. Los judíos polacos y galitzianos, envueltos en sus hopalandas de carácter sacerdotal, contemplaban el espectáculo rascándose las barbas luengas, contrayendo los matorrales de sus cejas casi unidas.

Seguida de Flog, su perro de pelo rojizo, vagaba al gusto de su fantasía por los senderos que serpenteaban entre los matorrales. De tiempo en tiempo, desatendía la Naturaleza para pensar en Huberto. Lo veía bajo la alameda, besándole las manos. ¡Era, pues, cierto! ¡La amaba! Nadie hasta entonces le había hablado así.

La vida vegetal y animal empezaba á reaparecer en el desierto. En los días siguientes los guanacos salieron á su encuentro formando manadas y los matorrales fueron más espesos y altos. La atmósfera resultaba más respirable; el terreno iba en descenso. A la semana siguiente el fugitivo de Salta encontró hombres y durmió en viviendas que formaban míseros pueblos.

A ratos corría velozmente; luego se detenía, y acercándose a los matorrales sacaba su sable y la emprendía a cintarazos con un chaparro o una pita; luego parecía bailar, moviendo brazos y piernas al compás de su propio canto, y también echaba al aire su sombrero portugués para recogerlo en la punta del sable.

De trecho en trecho se destacan peñascos colosales ó picachos abruptos, ó bien se producen altísimas murallas tajadas verticalmente, donde se ven con mucho interes, ora las grandes vetas brillantes y azulosas de las rocas graníticas, ora las severas estratificaciones de los sedimentos de caliza y arenisca, ó los complicados relieves de pizarra ó rocas esquistosas, ora, en fin, los verdes festones de lianas y helechos descolgándose sobre los abismos, ó los lucientes matorrales de encinas enanas que vegetan en las sinuosidades de los cerros, flotando al viento como si se desprendiesen de las rocas para volar sobre las ondas espumantes del riachuelo.

Sus abundantes patillas se destacan libremente como dos bellos matorrales al pié del sombrero calañés, sin alas y adornado también con algunas borlas de seda negra. Sus polainas, de las cuales penden innumerables borlitas y cintitas del mismo cuero, le dan un aire de chalan muy original.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando