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Actualizado: 5 de junio de 2025
Un individuo que venía a Madrid en diligencia, entró en una posada a las doce del día y preguntó: ¿Cuánto vale la comida? Doce reales. ¿Y la cena? 45 Ocho. Pues déme Vd. de cenar. ¿Qué tienes José? ¡Estoy desesperado! ¿Por qué? 50 Se me ha perdido el perro. ¿Y por eso te desesperas? ¡Ya lo creo! Y te juro que si no aparece, le mato. En una posada. Un turista inglés pide liebre.
Yo pienso lo que García Moreno, aquel gobernante del Ecuador, que, según cuentan los padres de Deusto, fué el estadista más grande del siglo. ¿Sabe usted lo que dijo al recibir la puñalada que lo mató? «Dios no muere nunca».... Pues eso digo yo. Dios no muere y no morirá Vizcaya que, por el amor que siente hacia su santísima madre, es su hija predilecta.
Amado por su madre y odiado por su padre, nunca se había atrevido á visitar á la primera sino en secreto; más tarde, ya mancebo, y para olvidar sus desdichas domésticas, se entregó á todo linaje de excesos, sedujo á una doncella y mató á su hermano, viéndose obligado á huir para escapar á la pena de sus delitos.
Un valiente, amigo mío terminó diciendo el personaje . He leído lo que dicen de él sus jefes. Al frente de su pelotón atacó á una compañía alemana; mató por su mano al capitán; hizo no sé cuántas hazañas más... Le han dado la Medalla Militar, lo han hecho oficial... Un verdadero héroe. Y el padre, llorando de emoción, movía su cabeza temblorosamente, cada vez más envejecido y más entusiasta.
Don Melchor se quedó unos momentos confundido, sin saber qué replicar. Aquello no tenía vuelta de hoja. Al cabo, levantó la cabeza con brío, los ojos brillantes de alegría: ¡Ya encontré la solución! ¿Cuál? Tú te estás quieto en casa. Yo me voy ahora mismo a Nieva, le desafío y le mato. ¡Oh, tío, muchas gracias! Eso no puede ser replicó Gonzalo, sin poder reprimir una sonrisa.
Cualquiera otra se hubiera desmayado ante aquella escena; pero ella no estaba de ese humor. Agitada, furiosa, dijo en voz alta: ¡Dame el revólver, yo le mato! Esta frase tuvo un gran éxito. El coro la acogió con risas y muestras de aprobación. Uno exclamó: ¡Olé por la niña de sangre!
28 En aquel mismo día tomó Josué a Maceda, y la puso a cuchillo, y mató a su rey; a ellos y a todo lo que en ella tenía vida, sin quedar nada; mas al rey de Maceda hizo como había hecho al rey de Jericó. 29 Y de Maceda pasó Josué, y todo Israel con él, a Libna; y peleó contra Libna;
A la segunda andanada, el palo mayor quedó hecho trizas, como el tubo de una pipa de barro, y mató a otro marinero. Se izó la bandera holandesa; fué inútil. El crucero inglés no cesó el bombardeo. Nuestro capitán iba dando órdenes desde la toldilla; echamos el palo mayor al mar, y seguimos navegando.
Si no se puede escribir en este país; luego, la están haciendo de una manera... Yo también la silbaría. En el auditorio son las expresiones fugitivas. ¡Vaya! Ya tenemos el telón bajando y subiendo. ¡Bravo! se han dejado una silla. Mire usted aquel comparsa. ¿Qué es aquello blanco que se le ve? ¡Hombre, en esa sala han nacido árboles! ¿Lo mató? ¡Ah, ah, ah! Si morirá el apuntador.
En la calle de Lacoste, un vigilante americano mató de un tiro á un chiquillo de siete años, por haberle quitado á un chino, un plátano.
Palabra del Dia
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