United States or United Kingdom ? Vote for the TOP Country of the Week !


Cuando la princesa, una vez terminado el primer año de viudez, volvió resueltamente á su palco de la Opera, don Marcos la acompañó, quedando discretamente en el fondo, como el chambelán de una reina. Una noche, durante un entreacto, al pasar ella al antepalco, oyó cómo el coronel contaba á un viejo general francés amigo de la casa el combate de Villablanca.

Esta vibración, ensordecida por muros, cortinajes y alfombras, era discreta, lejana, como el funcionamiento de una máquina subterránea; pero un clamoreo humano, una explosión de gritos y silbidos dominaba el rodar del acero y los bufidos del vapor. ¡Un tren de soldados! exclamó don Marcos Toledo abandonando su asiento.

Llevaremos una existencia plácida y cómoda, como en aquellas abadías que durante la Edad Media fueron frescos oasis de tranquilidad y de estudio en medio de violencias y matanzas. Comeremos bien; el coronel me responde de ello. La biblioteca del yate está aquí: al vender el buque ordené á don Marcos que la instalase en el último piso. El amigo Novoa va á encontrar libros que tal vez no conoce.

Alajas de S. M. Hallose vna estatua o medalla, medio cuerpo de bronçe, del S.r Rey Don Phelipe segundo, con una peaña triangulada con tres águilas. Vn xpto formado de barro coçido, con dos ángeles que es el descendimiento de la cruz. Catorçe colgaduras de marcos de bronce dorado, formadas con cada dos bichas.

Al día siguiente, á la hora del desayuno, don Marcos experimentó una gran sorpresa y no menos inquietud. El príncipe, que nunca se preocupaba del dinero de la casa, dejando que su «chambelán» se entendiese directamente para los gastos con el administrador de París, le preguntó qué cantidades tenía disponibles. El coronel hizo un cálculo mental. No creía guardar más allá de quince mil francos.

Bajaba sola y vestida de luto de un coche de alquiler, en el bulevar de los Molinos, frente á la iglesia de San Carlos. Luego había subido las gradas que conducen al templo: iba sin duda á rezar por su protegido. Y don Marcos dijo esto con cierta emoción, como si la visita á la iglesia borrase todos los comentarios que llevaba oídos en los últimos días.

Debía ir á Niza para que le reservasen un sitio en la oficina de coches-camas. Pensaba en enviar á don Marcos; luego desistía, encontrando preferible ir él mismo. Y pasaban las semanas sin realizar este breve viaje, preliminar del viaje á París, pareciéndole ambos igualmente largos.

Alemania entera llorará, y llorará mucho; pero llorará tarde. Y, mientras tanto, en el Palais des Dances, Alemania ríe a cien marcos por hora. LOS M

Como usted quiera, mi pobre Duchêne respondió Catalina enternecida ; aquí tiene las llaves de la casa. Y el pobre anciano fue a sentarse al fondo del hogar, en un escabel, con los ojos fijos y la boca entreabierta, como perdido en un largo y doloroso desvarío. Emprendiose la marcha hacia el Falkenstein. Marcos Divès, a caballo, empuñando su largo espadón, constituía la retaguardia.

Estos depositarios del porvenir nunca exponen sus verdades con claridad: se niegan á decir las cosas como los simples mortales. Empieza á decaer la conversación. El inglés piensa en el Casino. Iba á entrar en él, cuando le avisó don Marcos la llegada del príncipe.