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Actualizado: 14 de junio de 2025


Un poco... por distraerme... Y Lola se atusó el negro flequillo, cortado recto a un dedo de distancia de las cejas, que la asemejaba a un paje de la Edad Media, realzando su cara descolorida de hija de los trópicos y sus grandes ojos, infantiles, pero de niño malicioso y precoz.

Poseía espíritu sagaz y malicioso; veía muy bien el ridículo de las acciones, narraba con gracia y estaba dotada además de un don particular para herir a cada persona, cuando se le antojaba, en lo más vivo. ¿Ha llegado ya el conde? dijo una voz áspera que salía del gabinete contiguo y se sobrepuso al tecleo del piano y a las pisadas de los bailarines. : aquí estoy, D. Pedro... Voy allá.

En ellos cautiva la augusta personilla por cierto aspecto inocente y travieso, cándido y malicioso que le imprime una gracia superior a toda ponderación: para aumentar el encanto parece, además, que existe indudable relación entre su edad y el riente paisaje que le rodea.

Era un sacerdote». La juventud le atraía y prefería su trato al de los más sesudos vetustenses. Los poetillas y gacetilleros de la localidad tenían en él un censor socarrón y malicioso, aunque siempre cortés y afable.

Pepe le hizo un guiño malicioso como diciendo: "Has triunfado en toda la línea". El joven concejal sintió que se acercaba a pasos de gigante el logro de sus esperanzas y el apogeo de su dicha. El cotillón fué digno remate de aquel baile brillantísimo.

Pero después, súbitamente acobardada, ya no quiso ir. Sólo sabía llorar, y se opuso a que el muchacho cumpliera su propósito de escaparse por las bardas del corral. Habían oído el auquido junto a la alquería, mucho después de los disparos; y al hablar de este grito, sonreía el muchacho con aire malicioso.

Volvióse don Quijote a Sancho, y, encendido el rostro y colérico, le dijo: ¿Es posible, ¡oh Sancho!, que haya en todo el orbe alguna persona que diga que no eres tonto, aforrado de lo mismo, con no qué ribetes de malicioso y de bellaco? ¿Quién te mete a ti en mis cosas, y en averiguar si soy discreto o majadero?

Era tan bizco que, al mirar, un ojo se le metía detrás del otro, como malicioso flechero, que se esconde para hacer mejor la puntería de su dardo. Su travesura y charlatanismo daban no poco que hacer a los Padres, y si adelantaba en sus estudios era más bien por sus brillantes dotes que por su aplicación.

En aquel instante surgió otra luz en tierra, pero no ya sobre los árboles, sino más baja. ¡Mire V., mire V. el fosforito! exclamó con acento malicioso. Rema, rema: a ver si llegamos pronto a la orilla repuso Miguel. Un toque de corneta se dejó oír en el silencio de la noche, claro, estridente, partiendo del Ancho. ¿Qué es eso? preguntó el joven, asombrado.

Lo que no podía escuchar en calma era que le preguntasen por Julián, creyendo siempre que pronunciaban su nombre con sobrada frecuencia, y hasta con cierto retintín malicioso. ¿Qué extraño había en que Julián la visitase, si era el amigo íntimo del pobre muerto, el continuador de sus negocios y el encargado de arreglar los asuntos de la testamentaría?

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