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Actualizado: 3 de julio de 2025


¡Qué diablura! murmuró mi amo recreándose con tan chuscas invenciones. Cuando estuve en Inglaterra... continuó el viejo Malespina , ya sabe usted que el Gobierno inglés me mandó llamar para perfeccionar la Artillería de aquel país... Todos los días comía con Pitt, con Burke, con Lord North, con el general Conwallis y otros personajes importantes que me llamaban el chistoso español.

Era conductor de pasaje y de correo; por lo tanto, el que no esperaba abrazar á un ser querido, aguardaba los consoladores lenitivos que latentemente sostienen en las ausencias pedazos de papel á los cuales se les da vida al correr la pluma, de cuyos puntos se van desprendiendo consuelos y esperanzas. En vista de la tardanza salió otro correo. Este volvió, más ... nada sabía del Malespina.

Mi amita no tuvo de alegría más que el tiempo necesario para comprender que el motivo de visita tan inesperada no podía ser lisonjero. «Vengo a despedirme», dijo Malespina. Todos se quedaron como lelos, y Rosita más blanca que el papel en que escribo; después encendida como la grana, y luego pálida otra vez como una muerta.

Dícese que Napoleón está furioso con su almirante, y que piensa relevarle inmediatamente. Pero, según dicen indicó Marcial , Mr. Corneta quiere pintarla y busca una acción de guerra que haga olvidar sus faltas. Yo me alegro, pues de ese modo se verá quién puede y quién no puede. Lo indudable prosiguió Malespina , es que la escuadra inglesa anda cerca y con intento de bloquear a Cádiz.

Malespina se quedó solo conmigo, y entonces creí que iba a callar por no juzgarme persona a propósito para sostener la conversación. Pero mi desgracia quiso que él me tuviera en más de lo que yo valía, y la emprendió conmigo en los siguientes términos: «¿Usted comprende bien lo que quiero decir? Siete mil toneladas, el vapor, dos ruedas... pues.

Malespina, poseído de profunda tristeza al verse en tal estado, y creyendo que no había remedio para él, ni siquiera dio cuenta de su herida y se retiró a aquel sitio, donde le detuvieron sus pensamientos y sus recuerdos. Creyéndose próximo a morir, se negaba a que se le hiciera la cura.

El lector no comprenderá el origen de la equivocación que me hizo anunciar con tan buena fe la muerte del joven; pero apuesto a que cuantos lean esto sospechan que algún estupendo embuste del viejo Malespina hizo llegar a mis oídos la noticia de una desgracia supuesta. Así fue, ni más ni menos.

Si Napoleón quiere guerra, que la haga él solo; que venga y diga: «Aquí estoy yo: mátenme ustedes, señores ingleses, o déjense matar por ». ¿Por qué ha de estar España sujeta a los antojos de ese caballero? Verdaderamente dijo Malespina , nuestra unión con Francia ha sido hasta ahora desastrosa. ¿Pues para qué la han hecho?

Cuénteme usted lo que ha pasado en el Nepomuceno dijo mi amo con el mayor interés . Aún me cuesta trabajo creer que ha muerto Churruca, y a pesar de que todos lo dan como cosa cierta, yo tengo la creencia de que aquel hombre divino ha de estar vivo en alguna parte». Malespina dijo que desgraciadamente él había presenciado la muerte de Churruca, y prometió contarlo puntualmente.

De todos modos, ¿no era lógico suponer que mayor peligro corría el Santa Ana, desarbolado, sin timón, y obligado a marchar a remolque de una fragata? Marcial fue puesto en el sollado, y Malespina en la cámara. Cuando le dejamos allí con los demás oficiales heridos, escuché una voz que reconocí, aunque al punto no pude darme cuenta de la persona a quien pertenecía.

Palabra del Dia

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