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Actualizado: 7 de junio de 2025
Vitórica ha estado, durante tanto tiempo, entorpeciendo el tráfico de Madrid. Cuando yo pasaba por la calle de Cedaceros, mi espíritu se anegaba en un torrente de amargas reflexiones. ¿Cómo vamos a derrumbar nada en España pensaba yo si todavía no hemos podido derrumbar esta valla? La Prensa la ataca, el Parlamento la combate, el pueblo la maldice y ella sigue en pie.
No puedo serlo; jamás, nunca lo fui... tengo un amante que me adora sin fin, y yo le adoro, que no puedo olvidar sólo un instante. Y con eternos vínculos el crimen a su suerte me unió... nudo funesto, nudo de maldición que allá en su trono enojado maldice un Dios terrible. LEONOR y MANRIQUE LEONOR. ¡Manrique! ¿Eres tú? MANRIQUE. Sí, Leonor querida. LEONOR. ¿Qué tienes? MANRIQUE. Yo no sé...
Rojos están sus ojos, pálidas sus mejillas, contraídas sus facciones. Sus labios dibujan ora una sonrisa amarga, ora murmuran palabras ininteligibles. ¿Reza ó blasfema? ¿Implora ó maldice? ¡Pobre niña!
Abre por fin el libro: es una novela romántica. Un desgraciado á quien el mundo no ha podido comprender, maldice á la sociedad, á la humanidad entera, maldice á la tierra y al cielo, maldice lo pasado, lo presente y lo futuro, maldice al mismo Dios, se maldice á sí mismo; y cansado de mirar un sol helado y sombrío, una tierra mustia y agostado, de arrastrar una existencia que pesa sobre su corazon, que le oprime, que le ahoga como los brazos del verdugo al infeliz ajusticiado, se propone dar fin á sus dias.
También maldice la guerra: para él, sobre la idea de Patria, siempre acotada y estrecha, está la idea de Humanidad; su altruismo llega al suicidio: «No, yo no mataré dice Sebastián Roch; acaso me deje matar; pero no mataré». Y el protagonista de «El Calvario» besa la frente del prusiano á quien hirió mortalmente en la batalla.
¡Me maldice usted, padrecito! dijo el marino ; vaya, no se incomode; se lo perdono todo, incluso la sangría, gracias a la buena noticia que usted acaba de darnos... ¡Ah! ¡conque la tartana de ese maldito ha fondeado cerca de Conil! ¡Por mi madre, daría con gusto los ocho años de soldada que Fernando me debe por ver a ese condenado gitano con grilletes en los pies y en las manos y arrodillado en la capilla ardiente! ¡Cuántas veces, al querer darle caza con la escampavía he renegado de mi patrón por las bordadas que nos hacía correr ese favorito del infierno! ¡porque siempre se embarca cuando peor tiempo hace!
Faust maldice con furor a Mefistofeles, y este acusa a Faust con frialdad, y le prueba que es el quien ha deseado el mal, y que no le ha ayudado sino porque le habia llamado.
Veréis: Es aquel dramita moral en que se recomienda el matrimonio y las buenas costumbres; como que allí resulta que todos los solteros somos unos pillos; y porque un joven se retira tarde y se gasta algún durete en picos pardos, me le llaman monstruo y el papá le maldice... Hay una escena en que todos se desmayan, porque sale uno muy malo, que resulta ser un hombre dedicado a la ciencia, el cual dice con la mayor frescura que él no cree en Dios aunque le fusilen.
Palabra del Dia
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