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Actualizado: 7 de junio de 2025


Nácenle las barbas, y hele allí maldiciendo ya del barbero y de las navajas. ¿Cuándo hallaré en mi Filis correspondencia? le grita en el fondo de su corazón un deseo innato de amor y de ser amado. Ya oyó el . ¡Gozó el bien que deseaba! Y ya maldice del amor y sus espinas. ¿Le prefiere Laura?

En cuanto desaparece el naranjero con esta embajada, ya no piensa en otra cosa que en acercarse á la dama á la salida del teatro, y maldice á la comedia, y le parece eterna porque le obliga á esperar tanto tiempo. Expresa en voz alta su desagrado, y gruñe sin reparo por esta causa, excitando así á los mosqueteros que están debajo á imitarlo en seguida, y á prorrumpir en voces ofensivas.

Sólo por mi desconsuelo vuelvo los ojos al cielo; sólo del dolor en pós, el alma eleva su vuelo hasta la idea de Dios. El que le maldice, yerra; fuera insensato matarlo; en su desconsuelo encierra el mayor bien de la tierra, que es el poder consolarlo. Y cuando acaba el amor y la mente envejecida pierde frescura y calor, ¿qué fin tendria la vida si no quedara el dolor?

Estamos en presencia de un libro de viajes escrito por una persona que, a pesar de haber viajado mucho, no es verdaderamente un viajero. El autor no siente la pasión de los viajes: soporta a su pesar las incomodidades materiales, se traslada de un punto a otro, pero maldice los fastidios del viaje de mar, el cambio de trenes, los pésimos hoteles, etc., etc.

Una criatura recién nacida que lloraba bajo su capa, me indicó que era él. De tres saltos me puse junto á su lado. Una madre te ha maldecido, y yo soy la mano de Dios exclamé. Y le di de puñaladas. ¡De puñaladas! dijo el rey. , por cierto, de puñaladas; el hombre que roba á una madre su hija, el hombre á quien una madre desventurada maldice, debe morir.

De vez en cuando se hablaba en el claustro alto de la salud de Su Eminencia. Sus graves disgustos en el cabildo le obligaban a guardar cama. Hasta había tenido un ataque que hacía temer por su vida. Es cosa del corazón afirmaba el Tato, que estaba bien enterado de los asuntos de palacio . Doña Visita Hora como una Magdalena, y maldice a los canónigos viendo a don Sebastián tan malucho.

10 Y el rey respondió: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? El maldice así, porque el SE

En cambio, el artista gime ante la impotencia de sus recuerdos y maldice sus telas y sus paletas cuando observa tanto matiz inimitable, tantos aspectos variados, tantas expresiones infinitas en el gran cuadro de la soberbia creación. ¡Y qué motivo de incertidumbre para él cuando ve un solo punto modificado por todas las influencias de las estaciones, por todos los accidentes de la luz y por todas las emociones de su propio corazón!

me entiende usted, pero hablaré más claro. ¿No es usted otro libelo infamatorio con lengua y pies que viera yo cortados de los muchos que sacrifican la honra del Magistral? Pues si don Santos le maldice porque le roba los parroquianos de su tienda de quincalla, usted le aborrecerá por lo de la usura; ¿quién es tu enemigo? Poco a poco, señor Ripamilán, que se me sube el humo a las narices.

Se nutre de absenta y de hiel; el comercio de los hombres se le ha hecho odioso; la sucesión de las horas le fatiga; los cuidados minuciosos que constituyen su obsesión le importunan y le sublevan; sus propias facultades son una carga para él, y maldice, como Job, el instante en que fue concebido.

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