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Actualizado: 20 de junio de 2025


Le parecían más hermosos estos jardines de disfrute común que los de su propiedad, que todos le envidiaban. ¿Cómo podía haberse paseado solo en torno de su «villa», por las avenidas magníficas y solitarias, cuando existía en el mundo la voluptuosidad de sentarse en un banco público al lado de una mujer, ó caminar junto á ella pasando un brazo por su talle, lo mismo que aquellos pobres soldados y marinos?...

Tenía agua corriente, y un gran patio, que mis tías habían convertido en hermoso jardín, donde se producían hermosas flores y magníficas frutas; naranjas de China, como almíbar de dulces; aguacates, muy afamados en Villaverde; chinenes, blancos como la leche y sin una hebra; jinicuiles riquísimos, anchos, aromáticos, carnudos; guayabas-manzanas deliciosas.

Debe decirse que aquella tarde, cuando Maximiliano habló a su futura de próxima salida, los sentimientos de ella experimentaron un retroceso. ¡Salir, casarse!... En aquel instante parecíale su dichoso novio más antipático que nunca, y advirtió con miedo que aquellas regiones magníficas de la hermosura del alma no habían sido descubiertas por ella en la soledad y santidad de las Micaelas, como le anunciara Nicolás Rubín, a pesar de haber rezado tanto y de haber oído tantismos sermones.

Si en toda esa region se ven á cada paso las huellas de los combatientes, en todas las ciudades se halla tambien un no qué de mixto en las costumbres, las instituciones y las ideas, que manifiesta al mismo tiempo la influencia del contagio frances y la del movimiento frecuente y complejo de los extranjeros de todos los países que visitan las comarcas magníficas del Rin.

El éxito de la fructificación, sobre todo en pequeñas plantas, es debido sin duda alguna á las magníficas condiciones de su cielo, combinadas con la manera de ser de su suelo. Las alturas de la isla de Guajan, por su aislamiento en medio del Océano, son un punto de atracción al cual afluyen las nubes vertiendo sus aguas los frecuentes chubascos que se forman en aquellas latitudes.

La hermosa iglesia antigua, con sus pesados dorados, sus altares relucientes y sus magníficas pinturas al fresco, estaba tan en tinieblas, que, al principio, recién entrado de la calle, no pude distinguir nada bien, pero así que mis ojos se fueron acostumbrando a la sombría luz, vi, a unas pocas yardas de donde yo estaba, un rostro que me era familiar, una cara que me hizo quedar con la respiración en suspenso y me llenó de inquietud.

Dicen algunos. ¡Ah! ¡las islas Marianas, magníficas posesiones, de grandísima importancia por las célebres invernadas de los balleneros!

Cuando después de rodar por anchas y magníficas calles se detuvo el simón frente a la fonda de la Alavesa, saltó Lucía al suelo ligera como una perdiz, diciendo al comisionado: Suplico a usted que me ayude a bajar a esta señorita, que viene enferma.... Pero fijándose de pronto en la cara de aquel hombre, exclamó dando una gran voz: ¡Sardiola!

que V., á pesar de los años, está firme como un roble, por lo cual me prometo que ha de dar conmigo largos paseos á caballo y á pie, y ha de acompañarme á cazar perdices. Tengo dos magníficas escopetas inglesas, que compré en Calcuta, y con las cuales he cazado tigres, tan grandes algunos de ellos como borricos.

Bilbao estaba amenazada de un tercer sitio; pero en el de ahora no se detendrían los enemigos ante las defensas exteriores; se esparcirían por las calles y bloquearían á la riqueza en sus magníficas viviendas. La guerra en nombre del pasado se repetiría en defensa del porvenir; los nuevos sitiadores llevarían la miseria como bandera, y como grito de combate el derecho á la vida.

Palabra del Dia

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