Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
Yo... no señorita; ¿qué he de dudarlo? replicó la criada, volviendo la cara para disimular una sonrisa. Durmiose pronto la infeliz señora de Rubín; pero a la media hora ya estaba despierta y muy excitada. Dorotea, que se quedó junto a ella, la oyó cantando, a media voz y con las manos cruzadas, las coplas místicas de las Micaelas. Un curso de filosofía práctica i
«La Virgen está conmigo» pensaba Ana en el lecho, allá en Loreto, y acababa por llorar, por rezar fervorosamente y sentir sobre su cabeza las caricias de la mano invisible de Dios; pero sobrevenía un ataque nervioso, sentía la congoja de la soledad, de la frialdad ambiente, del abandono sordo y mudo, y entonces las imágenes místicas no acudían. Hacía falta un amparo visible.
Cuando la luz de la mañana comenzaba luego a esparcir un color avinado, las figuras de las vidrieras místicas eran vagos fantasmas diseñándose apenas y por querer tomar colores en la sombra. Ella se recogía, embargada por la emoción religiosa, y quedaba por largo rato apoyada la frente sobre las manos juntas.
La piedad de la gente del país quiere ver en esto la imagen de la cabeza inclinada de Cristo agonizante. Estamos aquí en el país de las leyendas y de las candideces místicas. Era ya tarde y la iglesia estaba obscura. La lámpara del santuario hacía más sensibles las tinieblas en que se perdía su vacilante claridad.
No todos los suscriptores de El Mensajero son como tú, piadosos y espirituales: en sus listas, numerosísimas hasta un punto increíble para lo que suelen ser estas cosas en España, figuran al lado de místicas abadesas, señoras muy del mundo, y junto a congregantes de San Luis, hombres despreocupados y hasta jóvenes alegres.
Aquellos nobles sentimientos fueron como abejas, que empezaron por clavar sus punzantes aguijones en el pecho de La Caramba, y después labraron en su centro panal suave de místicas flores. Lo cierto es que María Antonia y D. Jacinto quedaron amigos y que la amistad hubo de estrecharse no bien se convirtió María Antonia.
Si Marqués entraba alguna vez en la iglesia, era para ver si los chicos habían dejado en el suelo de los bancos donde se sentaban algún mendrugo de pan, no por otra cosa. No tenía veleidades místicas. A pesar de su título aristocrático, Marqués, no simpatizaba ni con el clero ni con la nobleza. Tellagorri le llamaba siempre Marquesch, alteración que en vasco parece más cariñosa.
Aun en las noches más obscuras sus pupilas reconocen las corolas mejor abiertas, y parécele que todas claman hacia ella con místicas voces, anhelosas de morir sobre la pureza de los altares. Hacia un ángulo del huerto, la puertecita de encalada celda recorta en la obscuridad el dorado resplandor de un candil encendido.
Cuando le daba por ahí, iba a misa, y aun se le ocurría confesarse; pero de pronto le entraba miedo y lo dejaba para más adelante. Luego venía la contraria, o sea el sentimiento de su inculpabilidad, como una reversión mecánica del estado anterior, y todas las somnolencias y aprensiones místicas huían de su mente.
Quise entonces recoger como en un ramillete todo lo más precioso, ó lo que más precioso me parecía, de aquellas flores místicas y ascéticas, é inventé un personaje que las recogiera con fe y entusiasmo, juzgándome yo, por mí mismo, incapaz de tal cosa. Así brotó espontánea una novela, cuando yo distaba tanto de querer ser novelista.
Palabra del Dia
Otros Mirando